DSC 0007 Guatemala, San Pedro Carchá, 11 septiembre 2019.- Noventa y seis indígenas qeqchí – hombres y mujeres de diversas edades – se reunieron en el Centro Salesiano Chibajché, de San Pedro Carchá para su segundo curso breve del año (día y medio) de aprendizaje de nuevos cantos en su lengua natal, el qeqchí.

Los participantes llegaron de municipios de mayoría indígena qeqchí de Alta Verapaz, Izabal, Quiché, Petén y del territorio de Belice. Eso les significó a la mayoría larguísimas horas en bus.

La tarea comprendía el aprendizaje de cuatro nuevos cantos religiosos, que engrosarían el ya rico cancionero utilizado en las celebraciones religiosas de las aldeas de habla qeqchí.

Este pueblo indígena está dotado por la naturaleza de una habilidad extraordinaria para la música. Incansables, ejecutan, componen, cantan melodías religiosas. Es impensable una celebración religiosa sin canto.

Cada aldea cuenta con un conjunto musical, en muchos casos con una inversión económica considerable. A veces pasan noches enteras en canto y oración comunitaria.

No por nada los misioneros dominicos de la primera hora utilizaron el canto como vehículo evangelizador exitoso. En nuestros tiempos el sacerdote salesiano Alfonso Friso fue el pionero tenaz en recuperar esta vena artística. Bajo su exigente conducción, comunidad tras comunidad comenzaron a revivir la belleza del canto litúrgico y devocional.

Actualmente esta genialidad musical se va extendiendo a otras dimensiones: la danza y la banda musical. Protagonistas en estos nuevos frentes son el Centro Don Bosco y Talita Kumi, dos gigantescos proyectos educativos originales para la educación de la juventud indígena masculina y femenina respectivamente.

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