El problema no es tu hijo “Le tengo que repetir 1000 veces para que haga caso”.
“Sólo me obedece cuando le grito” “Me siento mal por no tener la firmeza suficiente”
“No sé si les estoy exigiendo demás o de menos”
“Me siento la mala del cuento, pero es lo único que me funciona...”



¿Qué pasa cuando tus hijos no te hacen caso y las cosas se salen de control en casa? Seguramente te has escuchado pidiéndole algo amablemente a tu hijo, y acto seguido... pasa el tiempo y no sucede. ¿Qué haces?
Repites la instrucción. Y repites... Y repites...
Y repites...

A lo mejor empiezan las amenazas, o el chantaje emocional, o esperas a que hierva lo suficiente la caldera y entonces... ¡ E X P L O T A S !
Y cuando te das cuenta, intercambiaste obediencia por afecto, y lastimaste lo que más amas.
Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente.

Si esto te ha sucedido, y estás listo para hacer un cambio real en este patrón reactivo y poco efectivo, entonces esto es para ti.
Muchos conflictos se están viviendo porque los padres de familia se muestran temerosos o flojos para ejercer su autoridad. Y esos hijos van creciendo y el problema junto con ellos, ya que a esos padres les cuesta trabajo tomar la decisión de poner límites y ejercer su autoridad de forma correcta.
La paternidad reactiva es el resultado natural de padres con mucho corazón, poco preparados. No quieren lastimar a sus hijos, pero no saben cómo no hacerlo.
Todos somos responsables de que esta sea por mucho la forma más común de criar a nuestros hijos. Escuchamos decir “No se enseña a ser padre”, “Los hijos no vienen con manual de instrucciones”, y sabemos que debería ser tema obligatorio en la escuela. Que así como nos enseñaron las partes de la célula y cómo nutrirla para que funcione mejor, debimos tomar clases sobre cómo nutrir nuestro propio potencial, y cómo educar y criar a nuestros hijos para que desarrollen el suyo.

Errores que suelen suceder
1.- Se les permiten muchas cosas a los hijos:
Hacen lo que hacen porque se les permite. Los hijos se convierten en lo que son, porque sus padres lo permiten, así de sencillo. Si los hijos están haciendo un desastre, los padres no lo perciben como algo peligroso, algunos les parecerá gracioso o darán un millón de excusas, le echarán la culpa a la música que escucha, a las películas que ve, a los libros que lee (si es que lee), a la violencia que transmite la televisión, al sistema educativo, o a la presión que ejerce la sociedad o a sus amigos, pero en realidad es que los hijos son producto de la forma de ejercer la paternidad o lo que es lo mismo, la manera de educarlos.

2.- No se les presentan las consecuencias de su mal comportamiento:
Los padres dejan hacer a sus hijos lo que quieran, con muy poca información de lo que es aceptable y lo que no lo es. Si ellos hacen algo mal, no hay consecuencias por el inaceptable comportamiento.
Algunas veces se les dice: “si haces esto te va a pasar aquello”, y “si no haces aquello te va a pasar esto”, después ellos no hacen lo que tienen que hacer y no pasa nada, no cumplen la promesa de las consecuencias advertidas. Y eso justamente aprenden los hijos, a mentir, y a prometer sin cumplir, al fin que no pasa nada.

3.- Se les dice de manera equívoca que son especiales:
Constantemente se confunde la forma de demostrar el amor y el cariño a los hijos y constantemente se les dice que es un ángel, que es un príncipe o un súper héroe.
Los hijos son especiales para los padres y solo para ellos, no lo es para nadie más. Sin embargo cuando crecen y cruzan tu puerta para ir a la escuela, ellos, solo son uno más en la lista de la escuela, y no hay nada de especial acerca de él.
En el mundo real, su hija no es una princesa, ni su hijo un príncipe, sólo es un niño más. Los hijos deben entender y aprender a crecer sabiendo que, al instante que dejen los amorosos brazos paternales y entren al mundo real, nadie los amará por la única razón de que ellos existen, como lo hacen ellos.

4.- Se les hace sentir que son la cosa más importante en su vida:
Aun cuando fuera así, se debe evitar que por ello manipulen a los padres.
Los hijos son importantes, deben ser amados incondicionalmente; pero algunos padres ponen por encima de todo, la felicidad de sus hijos y sacrifican su propia vida y algunas veces su matrimonio también. Error. Entonces cuando acaba la labor como padre, los hijos crecerán y los dejarán, e irán en busca de su propia felicidad y los padres quedarán únicamente en compañía, el uno del otro.

Si todo el tiempo y energía se gasta únicamente en los hijos, cuando ellos se van no se tiene la certeza de que su cónyuge todavía estará consigo; esa es una de las razones porque hay divorcios luego de que los hijos se van, pues la única cosa en común que tenían eran los hijos.

Esto mismo pasa con las madres y padres solteros, ellos gastan todo su tiempo y energía en sus hijos, sacrifican su propia vida, pensando que lo mejor es servirlos y poner su vida “en espera” mientras los ayudan a madurar, pero después los hijos se van y ellos se quedan solos sin compañero(a) con quien envejecer juntos, por lo general terminan tratando y viendo a su hijo de 50 como si fuera de 4 años.

5.-Se falla al no enseñarles la diferencia entre derechos y privilegios:
Los hijos tienen entre otros los siguientes derechos: a la vida, a jugar, a la libertad de opinar, a una familia, a la protección contra el trato negligente, a la alimentación, a ser amados, a recibir educación, etc. Los privilegios son concesiones ganadas por una acción determinada; a los hijos se les compran cosas: videojuegos, ropa o zapatos de marca, una mascota, e incluso los llevamos al cine o a vacacionar, les compramos celulares, etc. y todo gratis, a cambio de nada. Hoy se debe pensar que aunque le sobrara el dinero para complacer a su hijo, se le tiene que enseñar a ganárselo; él tiene que saber que las cosas que le gustan, cuestan y hay que pagar un precio por ellas. También estas cosas podrían ayudar en la negociación de actitudes y comportamientos.

6.- Se trabaja equivocadamene en el autoestima de los hijos:
La palabra autoestima es una palabra compuesta. Auto: uno mismo, y estima: amor, o sea, amarse a uno mismo. No se puede proporcionar una valoración positiva de él mismo, porque confundimos el animarlos y apoyarlos con aumentar su autoestima y cambiamos la regla de “si tiene alta autoestima tendrá éxito en todo”, pero en realidad es al revés “si tiene éxito en todo, aumentará su autoestima”. Así que, si se quiere que tengan autoestima alta, hay que enseñarles a alcanzar sus éxitos. A que luchen por ellos, porque todo cuesta esfuerzo, dedicación y perseverancia.”

CONSEJO #1 – Las Lecciones del Patrón Reactivo. Es necesario reconocer su propia historia, los recursos que se recibieron cuando se era niño y que sí funcionaron en sí mismo y en su cónyuge, y desechar aquellas formas de ser que no están funcionando o que están lastimando. Para llegar a ser un padre efectivo, se necesita tomar la lección y soltar el patrón.

CONSEJO #2 – La Anticipación como Brújula. Es necesario tener la capacidad para CREAR la propia respuesta ante los comportamientos de los hijos. No es necesario reaccionar, pero sí tener un “mapa” sobre el cual se necesita actuar.

CONSEJO #3 – La Caja de Recursos. Abordar cada situación asertivamente sabiendo qué hacer es indispensable para una paternidad efectiva. Saber qué te lastimó es importante, pero no es suficiente – lo sabemos por experiencia.


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