El 1° de abril de 1934 -solemnidad de Pascua y conclusión del Jubileo extraordinario de la Redención- el Papa Pío XI proclamaba Santo al sacerdote turinés Juan Bosco, (1815-1888).

Después de examinar los cuatro milagros entonces solicitados (dos para la beatificación y dos para la canonización), se pudo proceder a la beatificación el 2 de junio de 1929 y, finalmente, a la canonización el 1° de abril de 1934. Finalizaba así el largo proceso de beatificación y canonización, iniciado en Turín el 4 de junio de 1890.

Al concluir el proceso romano, el 8 de febrero de 1927, el Papa dijo:  "El venerable Don Bosco pertenece a la magnífica categoría de hombres elegidos entre la humanidad, a aquellos colosos de inmenso beneficio; su figura fácilmente se recrea cuando es analizada minuciosamente, rigurosa ante sus virtudes, tal y como sucedió en las precedentes –largas y reiteradas- discusiones, entonces sucede que la síntesis –reuniendo las líneas dispersas- la restituye bella y grande, una figura magnifica, que su inmensa, insondable humildad, no lograba esconder”.

Y finalmente, en la homilía del 1° de abril de 1934, el Papa hablaba sobre esta "magnífica figura" que viene solemnemente definida como el "apóstol de la juventud, completamente entregado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas", distinguiéndose por la audacia de conceptos y modernidad de medios dirigidos a la educación integral del hombre: educación que -según el pensamiento de Pío XI, en polémica no muy secreta con la cultura fascista de la época- no tenía que limitarse solamente a fortalecer el cuerpo, sino que debía contemplar a todo el ser, promoviendo la formación en las ciencias, sin  descuidar jamás las verdades divinas y sobrenaturales.

 

Dicho en otras palabras, la canonización de Don Bosco invita irresistiblemente a los educadores de hoy a la validez perenne del sistema preventivo,  basado en la razón, la religión y la “amorevolezza”, y destinado a la edificación del honesto ciudadano y  del buen cristiano: un sistema educativo verificado, en poco más de un siglo, por una legión de campeones de la santidad juvenil como Domingo Savio, Laura Vicuña, los cinco jóvenes mártires de Poznań, Alberto Marvelli, los jóvenes mártires españoles, Ceferino Namuncurà...

 

 

Don Enrico dal Covolo

Postulador General para las Causas de los Santos

Compartir