Don Rúa. Roma, octubre 2014.- En el año del Bicentenario del Nacimiento de Don Bosco, la memoria litúrgica de Don Rúa – 29 de Octubre – El Sucesor, brilla con una luz especial.

El 3 de octubre de 1852, durante el tradicional viaje a I Becchi por la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, Don Bosco hace poner al joven Miguel Rúa, de 15 años, el hábito eclesiástico. Por la noche, venciendo la timidez, Miguel preguntó a Don Bosco: "¿Se acuerda de nuestros primeros encuentros? Yo le pedí una medalla, y usted hizo un gesto extraño, como si quisiera cortarse la mano y dármela a mí, y me dijo: 'Nosotros dos iremos a medias en todo'. ¿Qué quiso decir?". Él dijo: "Mi querido Miguel, ¿aún no entiendes? Sin embargo, es claro. Mientras más avances en años, mejor entenderás lo que quería decir: En la vida nosotros dos siempre iremos a medias. Dolores, salud, responsabilidades, alegrías y todo el resto serán para nosotros en común".

El 29 de julio de 1860 Miguel Rúa fue ordenado sacerdote. En la noche de ese día, Don Rúa va a la habitación que le sirve de dormitorio y encontró sobre la mesa una carta de Don Bosco. Lee: "Tuverás mejor que yo la Obra Salesiana cruzar las fronteras de Italia y establecerse en muchas partes del mundo. Tendrás mucho por trabajar y mucho por sufrir; pero, ya sabes, justo a través del Mar Rojo y del desierto se llega a la Tierra Prometida. Sufre con valentía; e, incluso en este caso, no te faltará el consuelo y la ayuda de Dios".

Será justo Él, en la noche entre el 30 y 31 de enero de 1888, quien tomará la mano de Don Bosco moribundo y heredará el compromiso de cuidar y guiar a la Familia Salesiana.

El 29 de octubre de 1972, el Papa Pablo VI lo proclamó "Beato" y lo describió como "el fidelísimo, por lo tanto el más humilde y el más valiente de los hijos de Don Bosco".

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