Como siempre el sábado a las 8.00 am llegaron los niños lustra botas a mi casa; nos encaminamos a la Iglesia San Nicolás. Ellos ya estaban ilusionados y hasta preparados (les cuento que traian sus costalitos para llevar los regalos esperados) iniciamos con unas dinámicas mientras esperabamos a los Salesianos Cooperadores.
Al rato se acercan a mi dos payasitos, y me preguntaron si yo era la guía del grupo porque ellos venían a compartir con mi grupo, yo incrédula, les repregunté si estabasn seguros que venían para mis niños.
A los pocos minutos entró un pelotón como de 50 amigables payasos... no podíamos creer que vinieran hacia nosotros, porque eran nada más y nada menos que Los médicos de la Fábrica de Sonrisas.
Que bendición tenerlos para nosotros; qué gran regalo para mis niños pobres darles estos momento de intensa alegría y diversión. Los doctorres nos dieron una terapia de risa sanadora para estos niños que desde pequeños tienen que trabajar en el "lustre" cobrando tan solo dos Quetzales por cada par de zapatos y no tienen mucho tiempo de gozar su niñez.
Para quienes no saben, desdel el 2001 trabajo con niños lustradores de botas (15 varones entre 8 a 16 años) ellos vienen de Pologuá, Santa María Chiquimulilla, Chivarreto, Rancho y Totonicapán. Los atiendo en mi casa en el oratorio Brillo del Amor de Dios, porque aparte de sacar brillo a los zapatos; a mi y a todos los colaboradores; nos dan mucha alegría al ver reflejado el rostro de Jesús en sus dulces y manchadas caritas de betún.
Nos reunimos un sábado cada 15 días de 8.00 a 10.30 am ( les robo literalmente esas horitas de su trabajo) comenzamos con una oración comunitaria, cantos, luego su catequesis, evangelización con base a lectura de la Palabra de Dios, temas varios como valores humanos, partido de fútbol con otros salesianos cooperadores y al terminar un pequeño refrigerio.
Este trabajo apostólico, inspirado en nuestro santo fundador Don Bosco, lo hago con la única finalidad de "acercarlos más a un Jesús vivo", que le conozcan, amen y aspiren vivir en su presencia y sembrar semillas para que sean buenos cristianos y honrados ciudadanos.
Hace cuatro años se nos unieron 17 niños, jóvenes y señoritas del hogar llamado EDELAC, (escuela de la calle) que viven todos juntos en un hogar,son de diferentes edades, que estudian con muchas carencias y limitaciones y sobreviven gracias a ayudas benéficas de corazones generosos. Ellos son grandes héroes a sus cortas edades sobresalen a tantas dificultades, y son al igual que los niños lustradores, jóvenes valiosos, con una historia difícil porque sus papás (los que los tienen, algunos no...) no pueden mantenerlos en sus casas.
Así que al Oratorio asísten los niños lustradores más los niños del hogar. Agradezco de corazón a quienes en once años nos han brindado apoyo en todo sentido, algunos son anónimos, la única forma de pagarles es rezando porque sus vidas estén llenas de bendiciones.
Narro esta pequeña historia porque al estilo de San Juan Bosco: enamorado de las almas juveniles , tocando puertas; éstas se abren, y cuando se trata de pedir ayuda en favor de la niñez trabajadora y necesitada debemos actuar sin temeridad.
* Mercedes Argueta es Salesiana Cooperadora en Quetzaltenando, Guatemala.