En el Barrio Abajo de Comayagüela se levanta un edificio imponente, amarillo claro, de cuatro pisos, que se destaca entre las construcciones deterioradas del vecindario.

Dentro se mueve un enjambre de estudiantes, jóvenes y adultos, que ocupan aulas modernas, y traslucen una seriedad intensa en el estudio. En el sube y baja de escaleras y corredores se percibe un aire de seriedad, respeto y disciplina interiorizada.

Todos ellos tienen un dato en común: es talvez su única oportunidad de estudiar y así superar la barrera de la pobreza. Porque aquí pueden cursar desde la primaria acelerada hasta bachillerato en ciencias y letras o en administración de empresas.

Este edificio llamativo es el corazón de un vasto sistema educativo de alcance nacional. Los números son elocuentes: 13,233 estudiantes activos en 185 centros esparcidos por todo el país, bajo el impulso de 2,000 animadores entrenados.

De 1989, año de su fundación, hasta 2010 IHER ha entregado el diploma a 28,502 alumnos de primaria, y en los últimos trece años a 34,896 estudiantes de bachillerato.

Este inmenso proyecto está bajo la responsabilidad y animación de sor Marta Soto, Hija de María Auxiliadora, costarricense, que ha adoptado a Honduras como su segunda patria.

Preocupada por la grave carencia educativa en el país, primero apoyó el proyecto IHER, quedando este después totalmente en sus manos.

IHER es un proyecto completo. No escatima en absoluto la calidad: metodología liberadora, participación democrática, tolerancia. El proyecto es además autosostenible, utilizando alta tecnología, organización moderna, textos pedagógicos bien diseñados y programas radiales profesionales.

"Es como estudiar en un colegio caro", comenta con orgullo un estudiante de 25 años.

La novedosa sede central en Comayagüela surgió gracias al apoyo de la ONG de los salesianos de Alemania y el apoyo económico del gobierno de ese país.