P.Rafael Borges sdb. Rafael  A. Borges, venezolano, salesiano sacerdote,   sirve actualmente a la pastoral juvenil salesiana para Latinoamérica desde el Dicasterio de Pastoral de la Congregación en Roma.

Muy conocido y valorado en la Iglesia del Continente, ha participado  en el “Tercer Congreso de la Pastoral Juvenil de Latinoamérica y del Caribe”, ( Los Teques - Venezuela, 5-11 de septiembre),  como Asesor del Secretariado para la Pastoral Juvenil en el CELAM ( Conferencia Episcopal Latinoamericana). Allí hemos coincidido, y allí en vivo hemos realizado esta entrevista.

Rafael , ¿ cómo nació tu vocación salesiana?

Pues comenzó precisamente aquí en Los Teques. Nací en Caracas pero crecí vecino de la comunidad salesiana del Liceo San José ( lugar del Congreso).  Inicialmente mis inquietudes vocacionales no fueron salesianas, no conocía personalmente a los Salesianos. La providencia  me condujo a ellos… Y en el Liceo comencé el bachillerato en el Aspirantado Santa María.

Y ahora estás en Roma, nada menos que en la animación mundial, en el Dicasterio de la Congregación en Roma para la Pastoral Juvenil.

Sí,  en el 2008 me pidieron ir a la Comunidad Miguel Rúa, en La Pisana, para el Dicasterio con el encargo de asistente de la Pastoral en América y para coordinar los proyectos parroquiales, oratorianos y de servicio social de la Congregación.

¡Ya tienes responsabilidad y visión de la pastoral! ¿ Cómo ves la Pastoral Juvenil en América?

Desde los compromisos por los jóvenes y los pobres, asumidos en la Conferencia de Medellín, se han dado pasos significativos en la animación y comprensión de la evangelización. Señalo algunos: de una pastoral juvenil pensada como captación y entretenimiento para los jóvenes, se ha pasado a una propuesta de vida que, inspirada en el Evangelio, invita a los jóvenes a ser evangelizadores de jóvenes. La comprensión exclusiva y separada de iniciativas pastorales, pensada para los jóvenes, ha madurado en una visión pastoral que implica a la familia y la comunidad , pues los jóvenes son hogar y son parroquia.  Del paternalismo que comprendía una pastoral para los jóvenes, se ha pasado a una actitud de acompañamiento, una pastoral vivida con los jóvenes. Finalmente, aunque todavía un tanto frágil, la pastoral juvenil ha salido del perímetro del altar,  y de servicios y testimonios cultuales, se ha pasado a la liturgia de la vida, con el compromiso de transformación personal y social que inspira la Palabra de Dios celebrada en los Sacramentos.

¿ Cuáles son, a tu juicio, las  lagunas o aspectos no alcanzados?

Sí, estamos todavía cuesta arriba en el logro de una pastoral orgánica. Se nota muy frágil la comprensión y la vivencia de una evangelización que se transmita con, desde y para una comunidad de bautizados. Estos planteamientos de Iglesia, reafirmados en “Aparecida”, no están suficientemente asimilados en todas las Parroquias y Diócesis, inclusive en los Movimientos. Si la evangelización no la vivimos desde la comunidad y para el testimonio de una comunidad que construye la Civilización del amor en la sociedad, aunque el discurso que usemos sea novedoso, la praxis se mantiene frenada en los planteamientos del adoctrinamiento propios de una pastoral preconciliar. Creo también que es todavía muy débil la educación en el compromiso político desde el evangelio de Jesús.

Los delicados y complejos procesos sociales que se viven con dolor y escándalo en nuestros países, no han contado con una militancia cristiana sólida que, desde el Evangelio, presente testigos convencidos de la solidaridad propia del mandamiento distintivo de Cristo: la caridad.

Pasando a la pastoral juvenil salesiana, ¿cómo ves su relación con la Orgánica Pastoral Juvenil de la Iglesia de América Latina y El Caribe? ¿Qué respuestas damos a los desafíos socioculturales de la actualidad?

La Pastoral juvenil salesiana también cuenta con una comprensión integral y profunda. Recientemente el Rector nos ha llamado a reflexionar y a hacernos ver, en una Carta sobre la Pastoral salesiana, los grados de desconocimiento o de incapacidad que mostramos los Salesianos en la evangelización. Nuestros planteamientos pastorales son hermosos y fascinantes en toda su comprensión. Es la herencia de don Bosco: una propuesta pedagógica para vivir el Evangelio en experiencia de comunidad familiar, solidaria y misionera, que testimonia con los jóvenes el amor preventivo y redentor de Dios. En la medida en que esta certeza sea convencimiento y opción en cada corazón oratoriano y en cada CEP, nos reconoceremos cada vez más implicados en la pastoral orgánica de la Iglesia en América.  Y si lo vivimos como Familia salesiana, las perspectivas de evangelización adquieren una cobertura corporativa bien amplia, siempre para alcanzar el deseo de todo corazón salesiano: que los jóvenes sean felices aquí y en la eternidad, que tengan vida en abundancia.

Y mirando a este tercer Congreso de Pastoral Juvenil, ¿qué aporta de nuevo a la Iglesia, a la sociedad, a la pastoral salesiana?

La historia camina siempre hacia adelante. Cambian las situaciones en personas, Iglesia y pueblos. El lema del Congreso: “Caminemos con Jesús para dar vida a nuestros pueblos”, nos ha puesto sobre la centralidad de toda pastoral: Cristo camino y caminante, siempre portador de vida, esperanza y salvación, para las personas y para los pueblos.

Esos elementos han quedado más claros, con perspectivas de mayor encarnación en las distintas realidades personales, eclesiales y sociales. Los jóvenes han insistido en la necesidad de potenciar la identidad del joven como joven cristiano, han expresado reiteradamente y con fuerza sus ansias y obligación de protagonismo en la pastoral, en su aquí y su ahora. Se ha vivido una mayor conciencia de su ser discípulos y misioneros.

La oración, los cantos y las celebraciones vividas nos hacen pensar en la fuerza de su fe. Y la convivencia y convicciones nos dicen que la civilización del amor, desde los jóvenes cristianos es posible en América.

Compartir