Juan Bosco en la escuela de Castelnuovo Juan Bosco empezó a acudir a la escuela primaria de Castelnuovo en diciembre de 1830. El motivo de tan tardía asistencia fue que don Calosso murió el 21 de noviembre las clases habrían empezado el 3 de noviembre, después del día de Todos los santos, pero Juan estuvo enfermo durante algún tiempo después de la muerte de su benefactor.

 

En sus Memorias escribe Don Bosco que tenía que caminar 5 kilómetros cuatro veces al día para ir y volver a la escuela. Iba a Castelnuovo desde I Becchi por la mañana, volvía a I Becchi después de la sesión de la mañana para la comida del mediodía, regresaba otra vez a Castelnuovo después de comer y volvía a I Becchi por la tarde. Si José y Margarita estaban ya establecidos en la granja de Sussambrino, situada a no más de 2 kilómetros de Castelnuovo, Juan tendría que recorrer una distancia mucho más corta para frecuentar la escuela.

 

Pasado poco tiempo, el tío Miguel Occhiena encontró una plaza para Juan en Castelnuovo con un tal Sr. Juan Roberto, sastre y músico. Al principio, Juan sólo usaba ese lugar para la comida del mediodía, que traía de casa cada día. Luego, en el tiempo de frío y tormentas nocturnas dormiría allí, quizá sin cenar. Finalmente se convirtió en residente todo el día. Por una cantidad razonable, que se podía pagar en especie, con maíz y vino, el Sr. Roberto convino en dar a Juan sopa caliente al mediodía y por la noche, y un lugar para dormir, un pequeño habitáculo debajo de la escalera. Margarita le proveía de comida para toda la semana.

 

Juan tenía ya más de 15 años; se juntaba en clase con chicos mucho más jóvenes. La escolaridad hasta entonces y su desarrollo cultural había sido intermitentes. La ropa y los zapatos que usaba eran los de un ¨vaquero de I Becchi¨. A pesar de ello, los cuatro primeros meses fueron una experiencia grata para Juan. Esto se debió, en gran medida, a que el maestro don Manuel Virano, uno de los dos coadjutores de la parroquia, era persona muy capaz y entregada y dio a Juan la oportunidad de mostrar su carácter, inteligencia y memoria. En los últimos meses del año escolar las cosas empeoraron. En abril de 1831, don Virano fue nombrado párroco de MondonIo. Don Nicolás Moglia, sacerdote de 75 años, le sucedió como maestro. Juan ya había encontrado a este sacerdote en la granja Moglia y había recibido de él algunas lecciones de latín. Parece que era incapaz de mantener la disciplina; lleno de prejuicios, echó de clase al ¨vaquero de I Becchi¨, como caso perdido, le humillaba en cuanto podía y permitió a los demás que lo atormentaran en clase. En las Memorias Don Bosco no lo menciona por su nombre; sólo dice que el sustituto era ¨un hombre que no sabía mantener el orden y que echó a perder todo lo que había aprendido en los meses anteriores¨.

 

Durante su estancia en Castelnuovo, Juan experimentó las primeras serias tentaciones bajo la forma de ¨malas compañías¨: lo invitaban a dejar las clases, a jugar y a robar. Podría parecer extraño, pero no imposible, aun teniendo en cuenta la finalidad educativa de las Memorias. De cualquier manera, las visitas semanales de Margarita, su temprana preparación moral, la oración, la devoción a la Madonna del Castello, los sacramentos y que continuó practicando fielmente y no sólo por cumplir con las normas de la escuela, le permitieron superarlo.

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