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Gran fiesta en Granada. 2016. Granada, febrero 2016.- La Capilla María Auxiliadora fue el centro de congregación para la solemnidad del Padre y guía de los jóvenes. Fieles a la Iglesia, como lo quiere Don Bosco, participaron en la eucaristía presidida por el Obispo de la diócesis de Granada, Mons. Jorge Solórzano Pérez.


Los alumnos de la promoción 2016, exalumnos y fieles, unidos en un solo sentimiento se unieron a la celebración que sella con broche de oro, dos intensas semanas de actividades en las que recordaron la figura de un padre misericordioso, un padre que se dio por completo para la salvación de los más abandonados y necesitados de amor.

Monseñor Jorge, durante su homilía hizo énfasis en la figura de Don Bosco, como padre y maestro de la juventud, recordando cómo desde el cielo continúa cuidando a todos sus chicos y agradeció a los Salesianos por el gran trabajo que realizan por el bien de la juventud granadina.

Por su parte, el Pbro. David Panezo, agradeció la presencia del obispo y reiteró el compromiso que los Salesianos tienen en la ciudad para la salvación de las almas.
Terminada la celebración eucarística, la imagen de Don Bosco salió en procesión por las calles de la ciudad. 

Por la noche la fiesta aún no terminada. Se escuchaban por doquier  ¡Viva Don Bosco!, los auto parlantes con música, con luces,  la pirotecnia daba un espectáculo, vibraron los tambores de la banda, los cantos de Don Bosco al son de filarmónicos, sonaron las sirenas de la policía y los bomberos, todos cantando, bailando, saltan, llenos de muchísima alegría manifestando por las calles de Granada que Don Bosco sigue vivo en los corazones. Calles de Granada se llenaron de jóvenes de Don Bosco.


Oratorianos, niños de preescolar y primer ciclo, los muchachos de cuarto hasta undécimo grado, padres de familia y fieles en general se vistieron con una sola identidad, la cara de Don Bosco. Todos expresaban agradecimiento, alegría, fe y entusiasmo; los pequeñitos llevaban sus tamborcitos, los padres de familia animaban y bailaban en la procesión mientras iban junto a sus hijos; los silbatos, las bufandas, las caritas pintadas… Nadie estaba cansado, no había caras tristes; Granada temblaba cuando toda la procesión pasaba por las calles, cuando Don Bosco iba engalanado en una hermosa carroza en la que destacaba “Pastor de la misericordia”, recorría las principales avenidas de la Gran Sultana.


A eso de las nueve de la noche, llegó la procesión a la Capilla de María Auxiliadora, sonaron las campanas  anunciando que Don Bosco había llegado.  Cientos de personas congregados en un solo lugar, cantando a viva voz: ¡Viva Juan Bosco, viva…! Los miembros del Cuerpo de Bomberos subieron la imagen al altar mientras sonaba el himno salesiano…el templo vibró de emoción: ¡Siguiendo las huellas que el astro dejó! Todos cantaron, algunos lloraron de la emoción, otros saltaron, todos aplaudían y gritaban: ¡Vive Don Bosco! 

 

 

 

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