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Bajo el agua han quedado casas y la parroquia salesiana en la Aldea de Campur. San Pedro Carchá, noviembre 2020.- El uno de noviembre pasado cuando se informó de la trayectoria del Huracán Eta por Centroamérica, los salesianos de Alta Verapaz no se imaginaron el nivel de daño que este fenómeno natural traería consigo. “No tenemos idea del número exacto de las comunidades afectadas”, dice el P. Vittorio Castagna, salesiano en las misiones de Carchá, Alta Verapaz.

Las aldeas que son atendidas por los salesianos son unas 350, ellos estiman que unas 40 comunidades han sido afectadas directamente. Las lluvias, fuertes vientos y derrumbes han afectado las viviendas de las comunidades, algunas con pérdida total, pues están bajo el agua.

“Tenemos tres días en que ya no llueve, pero el agua sigue subiendo y la gente no puede salir” asegura el P. Castagna.

Se han perdido carreteras, hay comunidades incomunicadas, las casitas de las comunidades son muy precarias y ahora bajo el agua, realmente lo han perdido todo. A esto se le suma el daño psicológico “he visto algunos de ellos con profunda tristeza de sentirse solos, inseguros; los refugiados están amontonados en un lugar muy pequeño, es un ambiente muy incómodo, esto es una prueba para ellos”.

Las persona que han logrado escapar de las aldeas están en albergues, los helicópteros de rescate siguen buscando la forma de llevar a las personas a un lugar seguro.

Las aldeas cercanas a las que han quedado inundadas abrieron sus escuelas e iglesias para recibir a los evacuados. “Nos sentimos felices que a pesar que no hubo una indicación directa, las aldeas se organizaron para ayudar a las comunidades vecinas. Están ofreciéndoles los tres tiempos de comida y un lugar seco. Me sentí feliz de ver esta espontaneidad de Iglesia que se hace hermana, cerca de la gente” enfatizó el misionero.

Por ahora el número de refugios es incalculable pues se ha usado lo que se pueda para recibir personas; los refugios están entre casas, capilla y escuelas.

Los salesianos están recibiendo cierta ayuda de la ciudad de Guatemala y algunos países de Centroamérica, ellos están entregándola a los albergues, con mucha dificultad porque no hay señal telefónica y se van enterando de las necesidad a medida que pueden llegar a una localidad.

Esta es una situación de alto riesgo, no solo por las lluvias sino por la pandemia. Tantas personas en los albergues sin la protección necesaria puede acrecentar el contagio de COVID 19. “Pedimos al Señor que nos dé una mano para que podamos ayudar a mucha gente que nos necesita” dijo el P. Castagna.

La parroquia misionera en Carchá tiene a ocho sacerdotes que visitan un territorio de mil kilómetros cuadrados con unas 350 aldeas. Cuentan con instalaciones educativas, en diferentes lugares con unos 5,000 estudiantes indígenas. Su presencia misionera tiene ya 80 años en el sector.

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