Capítulo Inspectorial Cetroamérica y Panamá 2010. Guatemala, mayo 2010.- .- De toda la geografía salesiana de Centro América comenzaron a confluir en el teologado salesiano de Guatemala los 57 participantes al encuentro trienal, llamado Capítulo Inspectorial. A la mayoría nos tocó pasar por un rito purificador consistente en un copioso y prolongado aguacero.

El reencuentro en el teologado hizo aflorar lo mejor de nuestra fraternidad, traducida en abrazos sonoros, exclamaciones de asombro, chistes frescos y una temperatura emocional alta. A las 7.00 pm nos congregamos en el comedor para una cena digna de la dura faena que nos esperaba.

Inmediatamente después el grupo de participantes tomó posesión del aula capitular, donde se procedió a las formalidades de rigor propias de la sesión inaugural.

Los capitulares provenían según tres criterios: asistían por derecho el inspector, los consejeros inspectoriales, los directores de comunidades y el maestro de novicios. A ellos se unían los delegados de las casas y los delegados de los salesianos de la inspectoría. Dos capitulares no pudieron asistir por razón de enfermedad: Ricardo Rodríguez y César Gutiérrez y fueron suplidos por Ramón Alonso y Carlos Macz, respectivamente.

Al capítulo le corresponderá tratar los siguientes temas: verificación de la aplicación del Capítulo General 26, revisión del Proyecto Operativo Inspectorial POI, revisión del directorio inspectorial, y estudio de los problemas de la inspectoría.

Las autoridades del Capítulo son el inspector P. Luis Corral y el regulador P. Angel Prado. Un grupo elegido por la asamblea se unirá a los dos anteriores para constituir la presidencia. El inspector nombró tres secretarios: Rodolfo Guzmán, Carlos Vilanova y Julio Navarrao. A estos les corresponde la tarea más temida: levantar actas de todas las sesiones de trabajo, algo que agota al más pintado.

La asamblea eligió a dos escrutadores, quienes llevarán la dura tarea de contar los votos cuando la asamblea deba votar. Miguel Giorgio recibió un abrumador número de votos, pero declinó estentóreamente esa responsabilidad, por el bien de la inspectoría, según lo expresó con voz tonante. Quedaron entonces elegidos Pedro Chico y Héctor Hernández, quienes aceptaron humildemente… por el bien de la inspectoría. Es de notar que los asambleístas debían votar escribiendo dos nombres en una papeleta. En la lectura de los votos, apareció una papeleta con tres nombres. Ante la duda de si se declaraba válida o no, la asamblea se pronunció informalmente con un veredicto inapelable: nulo por mulo.

También se aprobó sucesivamente por mano alzada el reglamento y la agenda del capítulo, después de haber sido leídos ambos documentos y sometidos a observaciones. Los capitulares más avezados al oficio y que, por tanto, gozan de ojos de lince descubrieron en ambos documentos algunas pocas fallas, que fueron subsanadas rápidamente.

Unas breves Buenas Noches del inspector cerraron y sellaron esta sesión inaugural. Don Bosco habrá estado feliz porque no llegaron a los tres minutos. 

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