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Una opción metodológica pastoral de evangelización a nivel parroquial y/o diocesana

Por qué comunidades

Jesús llama a los discípulos personalmente a cada uno para que estén con El, formando una comunidad y para enviarlos (cfr.Mc.3,13-15)

 

“No puede haber vida cristiana sino en comunidad. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria”. (A. 278d; cfr. Jn 10,10). “Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles, y para participar en la vida común, en la fracción del Pan y en las oraciones” (Hechos 2,42-47; Hechos 4, 32-35).

 

tmhugosestradaEl Director del Boletín Salesiano, el P. Heriberto Herrera, me ha pedido que, a nivel personal, relate lo que he realizado en cuanto a la evangelización a través de la radio, prensa y televisión. Es ese el motivo por el cual tengo que hablar de mí, de manera especial.

Antes de comenzar a escribir libros de tema religioso, yo pensaba que, si escribía esa clase de libros, la gente los iba a encontrar muy aburridos y nos los buscaría. Por eso no lo había intentado. Había varias personas que habían escuchado algunos programas míos de radio sobre los diez mandamientos y me pedían que los escribiera. Yo no me animaba a hacerlo. Un día, una señora tomó el casete donde estaban grabados mis programas y los escribió a máquina. Me animé, entonces, a corregirlos y presentarlos como un libro. A muchas personas les sirvió. Ese libro ha llegado ya a su vigésima edición. Me animé a seguir escribiendo y, así, por la gracia de Dios, he editado 47 libros de tema religioso. El titulado “Meditaciones para los días de sufrimiento” ha llegado a la décima novena edición. Varios de mis libros han sido editados por varias editoriales: Ediciones Paulinas (Colombia), Ediciones Alba (México), una editorial de Perú y una de Quito. También los han “pirateado” en varios lugares. No me disgusta, pues sirve para que se difunda la Palabra de Dios. Para mí es muy alentador ver que las personas buscan mis libros y me preguntan cuándo va a salir el siguiente. Pero lo que más me ha animado a seguir adelante en esta misión han sido los testimonios de algunas personas. Una señora estaba por suicidarse, se arrepintió cuando leyó mi libro “Para mí ¿quién en Jesús?”. Un joven me decía que volvió a tener fe cuando leyó el libro “En manos de mi Padre”. Son muchos los que me comentan que su vida ha cambiado al leer alguno de mis libros.

tmelpalomarHace año y medio un grupo de salesianos cooperadores jóvenes se animó a iniciar un oratorio en el cantón rural El Palomar, El Salvador, habitado por sesenta familias que escasamente subsisten de una agricultura rudimentaria.

En realidad, dos de ellos son Cooperadores; las otras cinco están en fase de formación inicial para ingresar como Cooperadoras. Sus edades van de 25 a 35 años. Tres son ingenieros, una es veterinaria, otra está graduada en administración de empresas y dos son estudiantes de medicina.

En Centro América es frecuente que entre ciudad y campo haya un abismo social impresionante. La ciudad ofrece servicios educativos, culturales, oportunidades laborales, vida social, acceso a servicios de salud, internet, luz eléctrica. En el campo con frecuencia se carece de todas esas ventajas.

presentacionSe necesita una buena dosis de coraje para afrontar el tema de la familia en tiempos en que pareciera que se hace el ridículo si se defiende los valores familiares acordes a la fe cristiana.

En efecto, la moda hoy es andar al paso del matrimonio homosexual, la unión libre, el divorcio fácil o la sexualidad al margen de la ética. Oponerse a esta cultura avasalladora es parecer anacrónico, retrógrado, anquilosado en posiciones de museo.

Pero de coraje hay que armarse. Porque se trata de defender lo elemental. No es la iglesia la que diseñó una moral familiar ya caducada. Es la defensa de la buena salud del ser humano, individual y social.

No se trata de un tema puramente religioso, opcional, sino de sensatez básica. Es bueno para la especie humana el que esté compuesta de familias estables, sanas.


varonmujerDios creó al hombre y a la mujer iguales en la dignidad pero diferentes: uno varón, la otra mujer. La semejanza unida a la diferencia sexual permite que los dos entren en diálogo creativo, estrechando una alianza de vida.
La familia nace de la pareja pensada, en su misma diferencia sexuada, a imagen del Dios de la alianza. En esta el lenguaje del cuerpo reviste gran importancia, revela algo de Dios mismo. La alianza que un hombre y una mujer, en su diferencia y complementariedad, están llamados a vivir esa imagen y semejanza del Dios aliado de su pueblo.

El cuerpo femenino está predispuesto para desear y acoger el cuerpo masculino y viceversa, pero lo mismo, antes aún, vale para la «mente» y el «corazón». El encuentro con una persona del otro sexo siempre suscita curiosidad, aprecio, deseo de hacerse notar, de dar lo mejor de sí, de mostrar el propio valor, de cuidar, de proteger…. Es un encuentro siempre dinámico, cargado de energía positiva, puesto que en la relación con el otro/a nos descubrimos a nosotros mismos y nos desarrollamos. La identidad masculina y femenina resalta especialmente cuando entre él y ella surge la admiración por el encuentro y el deseo de establecer un vínculo.

IMG 1171Creada de la costilla del hombre, la mujer es «carne de su carne y hueso de sus huesos». Por este motivo, la mujer participa de la debilidad –la carne– del hombre, pero también de su estructura portante –el hueso–. Un comentario del Talmud observa que «Dios no ha creado a la mujer de la cabeza del hombre para que el hombre dominase; no la ha creado de los pies para que estuviera sujeta al hombre, sino que la ha creado de la costilla para que fuera cercana a su corazón». A estas palabras hacen eco las de la «amada» del Cantar de los Cantares: «Ponme como sello en tu corazón…» (8, 6). En estas se expresa la unión profunda e intensa a la cual aspira y a la cual está destinado el amor de pareja.

DSC05463Estar abiertos a la vida desde el amor y el respeto mutuo.

• Dedicar tiempo de calidad tanto al cónyuge como a cada uno de los hijos ajustándose a las necesidades que requiere cada persona. Con ello, además, dejaremos de abusar de los abuelos.

• Dedicar el tiempo exclusivo que precisa cada hijo porque cada uno de ellos tiene sus circunstancias y una personalidad irrepetible. Huir de las comparaciones entre hermanos.

• Ser consciente de que el tiempo dedicado al cónyuge y a los hijos se traduce en la estabilidad familiar y, con ello, en la de la sociedad en general.