EDHIN-6349-SDARC-152213

Argentina y Latinoamérica, fueron las dos palabras que se me vinieron a la mente cuando el miércoles 13 de marzo pasado escuché por las bocinas de la impresionante Plaza de San Pedro el apellido del Cardenal elegido para dirigir el destino de la Iglesia Católica: Bergoglio 

Mi oración personal se dirigía a Dios pidiéndole un Pastor, un referente, un hermano en la fe que fuera capaz de defendernos como lo había hecho Benedicto XVI. 

En ese clima interior me dirigí a la Plaza de San Pedro para, en el segundo día del Cónclave, participar de un signo de comunión en medio de los brazos de nuestra Madre, la Iglesia. Yo no quería dejar pasar la oportunidad de unirme a la oración de miles y miles que alrededor del mundo clamaban al cielo. - Danos un buen pastor – le pedí – no hagas esperar más a tu pueblo que en el fondo necesita de un criterio humano para vivir la fe en Ti. Como niño chantajeaba a Dios diciéndole que estaba ahí para ver salir un nuevo pontífice y que no dedicaría otro día, y bajo esas horribles condiciones climáticas, para esperar más. 

solalegreTanto en temas religiosos como sociales, cuando se escudriña la situación actual, saltan casi automáticamente los aspectos conflictivos, las carencias penosas, la realidad imperfecta. Y queda en el aire una sensación de impotencia y culpabilidad, cuando no de desánimo.

En estos tiempos se machaca por todos lados la crisis de fe que está viviendo la sociedad. Crisis que se traduce en abandonos, escándalos, superficialidad, cansancio. Como si nos fuéramos sumergiendo en un letargo espiritual por no hablar de una muerte anunciada.
Este pesimismo larvado contrasta estrepitosamente con el optimismo del Evangelio, que es radicalmente buena noticia. Buena noticia que se traduce en amor, paz, luz, camino, comunidad, vida, verdad. Y cuyo mensaje medular es la experiencia de sentirnos amados por Dios.

fuegoHemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce siempre y de nuevo en pecados personales que pueden incluso convertirse en estructuras de pecado.

Hemos visto que, en el campo del Señor hay cada vez más cizaña, hemos visto que en la red de Pedro hay también peces malos, hemos visto que la fragilidad humana está presente también en la Iglesia, que la nave de la Iglesia está navegando también con viento contrario, con tempestades que amenazan la nave y algunas veces hemos pensado: el Señor duerme y nos ha olvidado.

DSC 5325En nombre del Evangelio, Dios ha entrado en conversación con la humanidad. El nuevo paradigma de la misión, es el de la Visitación. En el encuentro entre personas, se dice uno al otro: “Amo tu vida, gracias por dármela a conocer.” Es un camino de fraternidad. Seremos evangelizadores en la medida de lo que vivimos de verdad.

La nueva evangelización es una urgencia que toca a todas las regiones del mundo. No se trata de comenzar desde cero, ni de inventar estrategias, como si el Evangelio fuera un producto a colocar en el mercado de las religiones. El contexto social cultural actual pide a la Iglesia algo nuevo.

rostroLa nueva evangelización, para que pueda transmitir la fe, debe ser algo más que la simple multiplicación de lo que hemos hecho hasta ahora. Los diferentes recorridos de la evangelización deben conciliar tres experiencias concretas y fundamentales.

En primer lugar, la experiencia de la paternidad de Dios. Un encuentro con Cristo y un recorrido de discipulado con él, y debe permitir la experiencia fundamental y originaria de Jesús: la filiación. Además, será oportuno que nos acordemos del kerigma inicial de Jesús: Dios está cerca, su paternidad está activa, el Reino de Dios está cercano. Los que, por la gracia del Espíritu Santo, llegan a esta experiencia encuentran para siempre el sentido de la vida y poseen la fuerza de realizar el proyecto que Dios ha previsto para ellos.

DSC08326 bLo más urgente es que cada uno de los bautizados nos tomemos en serio nuestra vocación cristiana y la vivamos a fondo, no como una carga, sino convencidos de que es un camino que nos conduce a la plena realización personal.

Ser discípulos de Jesús, llamados a vivir en comunidad, que testimonian sobre todo la calidad de su vida y su compromiso. Es también sumamente importante estar muy atentos a los signos de los tiempos, a través de los cuales el Espíritu nos interpela.

Abandonar la arrogancia de presentarnos como personas o instituciones que ya lo saben todo, que tienen respuestas para todo y que no necesitan aprender de nadie. Debemos aprender a ser humildes, a acercarnos respetuosamente a otras personas, dispuestos a dejarnos evangelizar por ellas. El diálogo es fundamental, y no como estrategia, sino como actitud básica

ssanta031Cuando está religiosidad popular brota de la fe en Jesucristo y está animada por un espíritu eclesial se convierte en verdadera piedad del pueblo de Dios, en un medio valioso y eficaz para transmitir el evangelio y reavivar la fe en los alejados.

Así entonces, para que la piedad popular en las circunstancias del tiempo presente pueda ser tenida como un verdadero medio para el anuncio, hay que considerarla, en primera medida, como objeto o escenario de la nueva evangelización, de modo que la fe que busca expresar llegue a ser madura y auténtica.

Esto se logra, en primer lugar, iluminando las prácticas de devoción para que sus intenciones coincidan, en significado y jerarquía, con las verdades de la fe y su consecuente exigencia moral.