Luis Carías, sacerdote salesiano

 

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Aquella mañana fría de diciembre había un fila inmensa de gente a lo largo del Colegio Don Bosco, en Guatemala. Empezaba en el portón grande y casi llegaba al atrio del templo. Yo no había oído nada del “Don Bosco” ni de Don Bosco. Había cerrado mis estudios primarios y el colegio donde estudié no tenía secundaria. La mayoría de mis compañeros dijeron que iban al “Don Bosco”. Así que yo también fui para allá.

Gané el examen de admisión y comenzó esta aventura que continúa. Encontré un ambiente que me agradó mucho. Me sorprendieron las dimensiones de la escuela y la enorme cantidad de alumnos. Encontré un mundo sorprendente: amabilidad, organización, espontaneidad, disciplina, exigencia académica, miles de actividades extra-curriculares, propuestas de fe atractivas, propuestas para desarrollar nuestras cualidades: liderazgo, música, arte, deporte, religión, estudio, atención personal, y mucha comprensión y apoyo en alguna travesura juvenil o dificultad. Cinco años no fueron suficientes para aprovechar todo ese ambiente que podemos llamarlo de una manera más formal: “el sistema educativo de Don Bosco”, o la “pedagogía de Don Bosco”.

Papa-alegreDurante la Misa del 31 de mayo en Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó por qué los cristianos deben estar alegres y no tener “cara de cortejo fúnebre”. El Papa dijo que el Espíritu Santo es el que concede esa alegría que debe llevar a los cristianos a alabar a Dios.

 

“Es precisamente el Espíritu Santo quien nos guía: Él es el autor de la alegría. Y es esta alegría en el Espíritu la que nos da la verdadera libertad cristiana. Sin la alegría, los cristianos no podemos ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestra tristeza. El gran Pablo VI decía que no se puede llevar adelante el Evangelio con cristianos tristes, desconfiados, pesimistas. No se puede. Esta actitud es un poco fúnebre. Muchas veces los cristianos tienen cara de dirigirse a un cortejo fúnebre más que ir a alabar a Dios. Y de esta alegría, viene la alabanza, esta alabanza de María, esa alabanza de la que habla Sofonías, esa alabanza de Simeón, de Ana: ¡La alabanza de Dios!”.

EDHIN-6349-SDARC-152944El cardenal Jorge Mario Bergoglio se convierte en el primer Papa procedente de América. Nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Antes de entrar en el seminario, estudió química y se graduó como ingeniero químico. 

 El 11 de marzo de 1958 terminó el noviciado en la Compañía de Jesús. Ha sido profesor de literatura y psicología en Buenos Aires. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, a la edad de 33 años. 

En 1992, Juan Pablo II le nombró obispo titular de Auca. Después, en 1997, fue nombrado arzobispo de Buenos Aires y creado cardenal en 2001. Además fue miembro en el Pontificio Consejo para la Familia y en la Pontificia Comisión para América latina. Ha escrito varios libros como “Meditaciones para religiosos” o “Reflexiones de esperanza”. 

Aunque en las previsiones que se hicieron antes del Cónclave no se encontraba entre los denominados ‘papables’, en el anterior cónclave del 2005 sí que se encontraba entre los candidatos a ocupar la cátedra de Pedro. Esta vez los cardenales le eligieron a él.

1630598-SDARC-152547La vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una
dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. 

Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. 

Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. 

Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. 

 

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Argentina y Latinoamérica, fueron las dos palabras que se me vinieron a la mente cuando el miércoles 13 de marzo pasado escuché por las bocinas de la impresionante Plaza de San Pedro el apellido del Cardenal elegido para dirigir el destino de la Iglesia Católica: Bergoglio 

Mi oración personal se dirigía a Dios pidiéndole un Pastor, un referente, un hermano en la fe que fuera capaz de defendernos como lo había hecho Benedicto XVI. 

En ese clima interior me dirigí a la Plaza de San Pedro para, en el segundo día del Cónclave, participar de un signo de comunión en medio de los brazos de nuestra Madre, la Iglesia. Yo no quería dejar pasar la oportunidad de unirme a la oración de miles y miles que alrededor del mundo clamaban al cielo. - Danos un buen pastor – le pedí – no hagas esperar más a tu pueblo que en el fondo necesita de un criterio humano para vivir la fe en Ti. Como niño chantajeaba a Dios diciéndole que estaba ahí para ver salir un nuevo pontífice y que no dedicaría otro día, y bajo esas horribles condiciones climáticas, para esperar más. 

solalegreTanto en temas religiosos como sociales, cuando se escudriña la situación actual, saltan casi automáticamente los aspectos conflictivos, las carencias penosas, la realidad imperfecta. Y queda en el aire una sensación de impotencia y culpabilidad, cuando no de desánimo.

En estos tiempos se machaca por todos lados la crisis de fe que está viviendo la sociedad. Crisis que se traduce en abandonos, escándalos, superficialidad, cansancio. Como si nos fuéramos sumergiendo en un letargo espiritual por no hablar de una muerte anunciada.
Este pesimismo larvado contrasta estrepitosamente con el optimismo del Evangelio, que es radicalmente buena noticia. Buena noticia que se traduce en amor, paz, luz, camino, comunidad, vida, verdad. Y cuyo mensaje medular es la experiencia de sentirnos amados por Dios.

fuegoHemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce siempre y de nuevo en pecados personales que pueden incluso convertirse en estructuras de pecado.

Hemos visto que, en el campo del Señor hay cada vez más cizaña, hemos visto que en la red de Pedro hay también peces malos, hemos visto que la fragilidad humana está presente también en la Iglesia, que la nave de la Iglesia está navegando también con viento contrario, con tempestades que amenazan la nave y algunas veces hemos pensado: el Señor duerme y nos ha olvidado.

DSC 5325En nombre del Evangelio, Dios ha entrado en conversación con la humanidad. El nuevo paradigma de la misión, es el de la Visitación. En el encuentro entre personas, se dice uno al otro: “Amo tu vida, gracias por dármela a conocer.” Es un camino de fraternidad. Seremos evangelizadores en la medida de lo que vivimos de verdad.

La nueva evangelización es una urgencia que toca a todas las regiones del mundo. No se trata de comenzar desde cero, ni de inventar estrategias, como si el Evangelio fuera un producto a colocar en el mercado de las religiones. El contexto social cultural actual pide a la Iglesia algo nuevo.

rostroLa nueva evangelización, para que pueda transmitir la fe, debe ser algo más que la simple multiplicación de lo que hemos hecho hasta ahora. Los diferentes recorridos de la evangelización deben conciliar tres experiencias concretas y fundamentales.

En primer lugar, la experiencia de la paternidad de Dios. Un encuentro con Cristo y un recorrido de discipulado con él, y debe permitir la experiencia fundamental y originaria de Jesús: la filiación. Además, será oportuno que nos acordemos del kerigma inicial de Jesús: Dios está cerca, su paternidad está activa, el Reino de Dios está cercano. Los que, por la gracia del Espíritu Santo, llegan a esta experiencia encuentran para siempre el sentido de la vida y poseen la fuerza de realizar el proyecto que Dios ha previsto para ellos.

DSC08326 bLo más urgente es que cada uno de los bautizados nos tomemos en serio nuestra vocación cristiana y la vivamos a fondo, no como una carga, sino convencidos de que es un camino que nos conduce a la plena realización personal.

Ser discípulos de Jesús, llamados a vivir en comunidad, que testimonian sobre todo la calidad de su vida y su compromiso. Es también sumamente importante estar muy atentos a los signos de los tiempos, a través de los cuales el Espíritu nos interpela.

Abandonar la arrogancia de presentarnos como personas o instituciones que ya lo saben todo, que tienen respuestas para todo y que no necesitan aprender de nadie. Debemos aprender a ser humildes, a acercarnos respetuosamente a otras personas, dispuestos a dejarnos evangelizar por ellas. El diálogo es fundamental, y no como estrategia, sino como actitud básica

ssanta031Cuando está religiosidad popular brota de la fe en Jesucristo y está animada por un espíritu eclesial se convierte en verdadera piedad del pueblo de Dios, en un medio valioso y eficaz para transmitir el evangelio y reavivar la fe en los alejados.

Así entonces, para que la piedad popular en las circunstancias del tiempo presente pueda ser tenida como un verdadero medio para el anuncio, hay que considerarla, en primera medida, como objeto o escenario de la nueva evangelización, de modo que la fe que busca expresar llegue a ser madura y auténtica.

Esto se logra, en primer lugar, iluminando las prácticas de devoción para que sus intenciones coincidan, en significado y jerarquía, con las verdades de la fe y su consecuente exigencia moral.

presentacionEl llamado a emprender una nueva evangelización se está convirtiendo en la tarea, no una tarea más. 

La urgencia surge del desencanto con que mucha gente mira a la iglesia hoy; la perciben como una institución en decadencia, cansada, enredada en tareas poco estimulantes para nuestro tiempo.

Algunos hasta pronostican el ocaso de la iglesia. Es la percepción de quienes la ven como una institución social, sin la luz de la fe.

En la historia de la iglesia ha habido periodos de profunda decadencia. Es entonces cuando han surgido poderosos movimientos de renovación inspirados por el Espíritu Santo. La iglesia es de Cristo, no una simple institución humana.

La creciente crisis que aflige a la iglesia hoy se superará con una vuelta vigorosa a Cristo y su evangelio. Un evangelio que hay que redescubrir en su frescura, alegría y provocación a las contradicciones del mundo.