TM-UMES-en-TalitaLa Universidad Mesoamericana de Guatemala,
de los Salesianos, ha firmado un convenio
con la Fundación Talita Kumi, en San Pedro Carchá, Guatemala, para echar a andar una extensión
universitaria en las instalaciones de esta última.

El proyecto es novedoso, en cuanto que la Universidad Mesoamericana UMES, a pesar de su fresca historia, se ha consolidado como un ente universitario de calidad. Además de su casa matriz en la capital, cuenta con una floreciente extensión en la ciudad de Quezaltenango y otra más reciente en Amatitlán. 

PresentacionEra previsible que el campeonato mundial de futbol celebrado en Brasil pusiera en sordina  otra noticia de mayor peso humanitario que impactaba al hemisferio norte de nuestro continente: la crisis humanitaria de los miles de niños que llegan a la frontera sur de Estados Unidos.

Aún así, la crisis humanitaria, como fue bautizado el terrible drama, continuó golpeando con insistencia a la opinión pública.

Las primeras noticias se generaron en la prensa norteamericana. El fenómeno de la riada de menores invadiendo el sur de los Estados Unidos tomó por sorpresa a las autoridades y rebalsó todos los recursos disponibles para atender a los pequeños migrantes.

1El fatídico triángulo norte – Guatemala,
El Salvador, Honduras – ofrece un panorama desolador para
la infancia pobre.

 

Escuelas desvencijadas, salarios de hambre, desprotección social, desnutrición generalizada, carencias sanitarias, violencia campante, inseguridad permanente.

El presente es agobiante. El futuro, peor. Para sobrevivir hay que escapar. Es un río humano permanente hacia el Norte mítico.

Las autoridades se dejan absorber por sus ventajas personales, sus salarios desproporcionados, su vida confortable, sus privilegios. 

La gran masa poblacional que se debate en el inframundo de la miseria vive atenazada por la inseguridad, el abuso, la carencia de futuro.

MIGRANTES-SDARC-154936El fenómeno de niños y jóvenes que emigran a Estados Unidos no es nuevo. Desde los tiempos de la guerra ha habido ese flujo constante de adultos y niños que se han arriesgado a un viaje azaroso con tal de buscar nuevas oportunidades.

En aquellos años de guerra y posguerra, la motivación principal para abandonar el país era la pobreza extrema, sin visos de solución a corto plazo. Es decir, aquí apenas se podía subsistir de mala manera. En el Norte se podía encontrar mejores oportunidades. Lo cual era cierto. 

Aunque explotados, clandestinos y en riesgo permanente de ser deportados, la vida en el Norte era mejor que la calamitosa situación de pobreza en los países del triángulo norte.

La situación ha cambiado. No es que el problema de la pobreza asfixiante se haya aliviado. Lo novedoso es el incremento de la violencia y la consecuente inseguridad.

La delincuencia organizada o pandilleril ha ido creciendo en número y poder en las poblaciones pobres o en los barrios marginales. Las pandillas controlan territorios, exigen rentas gravosas, expulsan de sus viviendas a cualquier vecino, implantan toques de queda.

lobosMira, Caperucita, que te estás aventurando en un mundo infestado de lobos, o coyotes o gente desalmada. 

Ya no es aquel bosque con un sendero bien trazado y la confortable casa de la abuela al final. Claro que  el lobo feroz sigue amenazando tu ingenuidad.

Caperucita, ¿nadie te ha explicado que te esperan miles de kilómetros y miles de amenazas? Tu supuesto amigo el coyote te puede abandonar a mitad del camino. Tus pequeños pies se hincharán y desgarrarán. Los lobos de ojos rojos te acecharán para violarte. 

 Si te extravías en los desolados desiertos, nadie te buscará. Morirás abandonada víctima del frío, de la sed, del agotamiento. Desaparecerás en la nada. No dejarás rastro. A lo mejor, un montoncito de huesos calcinados.

Si tienes suerte, viajarás por largas semanas en compañía de otros desafortunados como tú. Llegarás a la frontera soñada. Pero allí no te quieren. No estará la abuela para recibirte con un abrazo inmenso. Te encerrarán en inmensos galpones junto a centenares de niños como tú. 

MIGRANTES-SDARC-152856Christian, 13 años, y su hermanito William, 8 años, decidieron emigrar a Estados Unidos. Su mamá había hecho lo mismo años antes, fue deportada, y lo intentó de nuevo, con éxito. Sus hijos se aventuraron porque anhelaban reunirse con su mamá.

El viaje resultó peor de lo imaginado. Fueron asaltados, les robaron sus pertenencias, viajaron en territorio mexicano durante 48 horas seguidas en un furgón, William en la cabina, Christian atrás, ambos sin comida, tomando solo agua. Al final, estaban deshidratados y enflaquecidos.

 

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Somos tres salesianos quienes atendemos una pequeña parroquia en la cercanía del lago Petén Itzá, al norte de Guatemala. A los acostumbrados problemas de pobreza local se agrega el paso constante de migrantes hacia Estados Unidos.

La Pastoral de la Movilidad Humana de la parroquia promueve acciones de sensibilización para el migrante, dando apoyo mediante alimentación, calzado, ropa y medicina.  En casos urgentes, también pasajes de vuelta al país de origen. A veces, también posada, sobre todo a jóvenes y familias que pasan. 

Nuestro mayor servicio es estar con ellos, hablar, compartir el tiempo, sobre todo la noche que se quedan en la parroquia. 

Es un flujo continuo, tanto que el vicariato del Petén está pensando en construir una casa para los migrantes.

Muchos de ellos son jovencitos que huyen de sus países porque la violencia y la pobreza no les permiten vivir. El año pasado se presentaron al portón de nuestra iglesia tres niños (14, 12 y 11 años) huyendo de Honduras porque en su aldea la mara les había “propuesto” unirse a ellos. Rechazaron la propuesta y no les quedó otra solución que irse de allí.

MIGRANTES-SDARC-153030Superación de los prejuicios y preconcepciones en la evaluación de las migraciones

De hecho, la llegada de emigrantes, de prófugos, de los que piden asilo o de refugiados, suscita en las poblaciones locales con frecuencia sospechas y hostilidad.

Nace el miedo de que se produzcan convulsiones en la paz social, que se corra el riesgo de perder la identidad o cultura, que se alimente la competencia en el mercado laboral o, incluso, que se introduzcan nuevos factores de criminalidad. 

 

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La Jornada Mundial por los Refugiados no es una simple fecha a recordar, toca una de las realidades mas críticas que afronta la humanidad. Según cifras de la ONU “actualmente hay más de 22 millones de refugiados en el mundo, de los cuales la mayor parte son mujeres y niños, que han tenido que huir de sus países por la intolerancia y la violencia”. ¿Cómo responde la Congregación Salesiana a esta realidad?

Esta realidad ha sido parte de la misión de la congregación, que desde sus orígenes, Don Bosco dedicó especial atención, en especial a los jóvenes emigrantes venidos de fuera de Turín. Don Bosco no solo los acogió y educó, sino que salió en su búsqueda recorriendo las calles, talleres y edificios en construcción de la ciudad.

En el 2014, la celebración de la jornada de los refugiados en el mundo encuentra a la congregación salesiana y a sus colaboradores trabajando de manera significativa entre los emigrantes y desplazados en muchos países, especialmente en el tercer mundo. La ONU considera fundamental: “la protección de los refugiados y, ayudar para que estos vuelvan a reiniciar sus vidas y tornen a sus países de origen y acompañarlos para que se integren en los países donde han sido recibidos”. Algunos ejemplos de iniciativas concretas en estos ámbitos son:

Recuadro-1Los salesianos somos conocidos como pastores de jóvenes. Es la herencia que nos dejó Don Bosco. No simples educadores, sino educadores pastores. Es decir, pretendemos ayudar a los jóvenes a crecer en Cristo hasta niveles de santidad. Al menos, esa es la intención.

 

Para ello, hay que empezar por creer en los jóvenes. Creerlos capaces de lo mejor. Creer que, no importa en qué condición llegan a la casa salesiana, allí podrán encontrar un ambiente estimulante que los reta a crecer sin límites.

 

Domingo Savio es la prueba de que Don Bosco no andaba descaminado. Claro que recibió a un niño muy bueno proveniente de una familia fuertemente cristiana. Se podría pensar que la tarea le resultó fácil a Don Bosco. Pero no. La llegada al Oratorio fue un vuelco en la vida de Domingo. A las primeras de cambio intuyó con claridad que la tarea que le esperaba era nada menos que “ser santo”. 

 

Domingo Savio no fue la excepción en la casa de Don Bosco. Jóvenes excelentes en discipulado cristiano abundaban en aquella escuela de santidad. La ventaja de Savio es que lo tenemos canonizado, lo cual garantiza que no se quedó a medias en el seguimiento de Cristo.

4Hay una cierta resistencia generalizada a tomar en serio la santidad de un adolescente. Como si la santidad fuera asunto de adultos. Talvez nos conformaríamos con catalogar a los niños y adolescentes como buenos o muy buenos. Pero, ¿santos? Pareciera una piadosa exageración.

En tiempos de Don Bosco este prejuicio era más común, en cuanto que las figuras tradicionales de santidad estaban acaparadas por sacerdotes y monjas. San Luis Gonzaga era el modelo de la santidad juvenil: un religioso jesuita vestido de sotana negra.

La primera sorpresa la da Don Bosco. Estando en gira por su tierra natal, le presentan al niño Domingo Savio, que quiere estudiar en su Oratorio. Un intercambio rápido de frases y una pequeña prueba de inteligencia permiten a Don Bosco intuir que ese niño de doce años promete mucho. Escribirá en la biografía del futuro santo: Pronto advertí en aquel jovencito un corazón en todo conforme con el espíritu del Señor, y quedé muy maravillado al considerar cuánto le había ya enriquecido la divina gracia a pesar de su tierna edad. 

La evaluación fue fulminante: Me parece que la tela es buena. El ojo certero del pastor de jóvenes intuye que con ese muchachito se puede llegar lejos.

6Un estereotipo común acerca de la santidad juvenil es considerar al supuesto santo como un joven tímido, algo apocado, apartado de sus compañeros. Como quien dice, incapaz de matar una mosca.

Don Bosco narra varias anécdotas en que la figura del joven sabio es todo menos un retraído social. Basta saber quiénes integraban el círculo de sus mejores amigos: Miguel Rua, Juan Cagliero, Juan Bautista Francesia, Juan Bonetti, Celestino Durando y Francisco Cerruti. Estos eran mayores que Domingo y llegarían a ser las grandes columnas de la futura congregación salesiana, algo así como la flor y nata de los inicios de la historia salesiana.

 

En la biografía de Domingo Savio hay anécdotas que lo retratan como alguien tan arriesgado que era capaz de exponer su vida por reconciliar jóvenes violentos. Fue el caso de dos jóvenes del Oratorio que se odiaban tanto que habían decidido pelear a pedradas. Domingo intentó disuadirlos, pero sin resultado. Entonces les lanza un reto: los acompañará hasta el lugar de la pelea y allí les expondrá su condición. Al principio desconfían, pero el prestigio de Domingo se impone. Ya listos, con las piedras en las manos y la furia en el corazón, Domingo, alzando un crucifijo, se interpone primero frente a uno y luego ante el otro y los provoca a que descarguen sobre él su rabia. La actitud valiente y arriesgada de Domingo los desarma y terminan reconciliados. ¿Qué muchacho tiene tanta audacia para evitar una peligrosa pelea?