Foto: Stock Snap Tener la seguridad de que merecemos ser amados no es una cuestión sencilla. Pareciera que es algo que viene dado a los seres humanos de forma nata. Amar ese cuerpo que nos hace vivir, para muchos representa sufrimiento y vergüenza.

Nuestra autoimagen inicia en la infancia. Aprender a amarnos debería ser una de las primeras enseñanzas. Pero esta no es la realidad de muchos niños y jóvenes. Según el texto sobre imagen corporal, de Rosa María Raich, en la infancia o en la adolescencia es cuando más burlas se recibe respecto a la forma del cuerpo por parte de hermanos, amigos, familia y hasta educadores.

Esto hace que, cuando sean adultos, se forme una visión distorsionada de sí mismos. Casi siempre son personas que sufren de baja autoestima, sentimientos de poca valía y viven con miedo a ser rechazados. Experimentan sentimientos de enfado, tristeza, desesperación, malestar, vergüenza, teniendo como resultado malas relaciones sociales.

Se cree que las personas consideradas atractivas son más populares, más deseables, más equilibradas psicológicamente y tienden a tener más éxito en la escuela y trabajo. Estas reciben más atención y refuerzo social.

Trastornos de la imagen corporal
La excesiva preocupación por el aspecto físico puede derivar en problemas más serios que afectan la salud de las personas. En el caso de las mujeres: trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia. En el caso de los hombres: trastornos dismórficos corporales como la vigorexia.

Estos trastornos inician generalmente en la adolescencia, aunque pueden presentarse en la niñez. También pueden pasar inadvertidos durante mucho tiempo ya que las personas se cuidan de no mostrar los síntomas.

Las áreas del cuerpo que generan mayor preocupación son la piel (73%), el pelo (56%) y la nariz (37%), aunque cualquier área del cuerpo puede ser el foco de preocupación. Algunas personas se obsesionan por su apariencia general.

Vigorexia
La vigorexia aún no es reconocida por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), pero se ha definido como la preocupación patológica por no aparecer débil, no tener suficiente desarrollo muscular en el cuerpo y afecta principalmente a los hombres.

Los principales problemas provienen del consumo de medicamentos para obtener músculo, muchas veces no controlados y auto medicados.


Trastornos de la conducta alimentaria
Estos trastornos son tipificados como enfermedades de origen psiquiátrico a los que hay que poner mucha atención. Son alteraciones graves en la forma de comer:

Anorexia
Comienza con una visión distorsionada del cuerpo. Hay una pérdida significativa de peso por la decisión voluntaria de adelgazar. Esto se consigue suprimiendo por completo o reduciendo alimentos, sobre todo “los que engordan”. Con cierta frecuencia se acude a vómitos auto inducidos, uso indebido de laxantes, ejercicio físico desmesurado o consumo de medicamentos para perder el apetito.

Bulimia nerviosa
En este padecimiento la persona sufre de atracones (ingesta excesiva de alimento) para luego inducir el vómito, ayunar, usar laxantes, diuréticos, enemas u otros medicamentos automedicados para perder la cantidad de comida que se ha ingerido.

¿Cómo identificar cuándo ya es un problema?

Las personas que tienen un trastorno de su imagen corporal suelen presentar las siguientes conductas:

  1. Organizan su estilo de vida alrededor de su imagen corporal.
  2. Ponen todo su interés en partes del cuerpo que no les agrada. Dedican mucho tiempo pensando en ellas y se aplican remedios de belleza.
  3. Evitan reuniones donde creen que serán juzgados por su aspecto físico.
  4. Preguntan mucho sobre el defecto que creen tener o se miran mucho en el espejo.
  5. Nunca están seguros de qué ropa usar y cambian de ropa con frecuencia.
  6. Se pesan obsesivamente para controlar su peso.
  7. Se comparan con el físico de los demás.
  8. Comprueban su apariencia en todo espejo o imagen reflejante o, al contrario, evitan por completo verse en él.
  9. Siguen dietas estrictas y practican ejercicios excesivos.
  10. Acuden a cirugía estética, dermatología o tratamientos médicos, pero nunca están satisfechos con los resultados.

 

¿Qué hacer?
Cuando alguien logra identificar que tiene un problema de percepción corporal desequilibrada, debería buscar ayuda profesional para iniciar un proceso de autoaceptación.

Las terapias ayudan a detectar los pensamientos negativos en relación a la apariencia, fortalecen la autoestima y evitan esos rituales que los hieren profundamente.

La persona debe aprender a verse con mayor objetividad, lograr un pensamiento favorable respecto a sí misma. La ayuda psicológica no pretende que la persona cambie su cuerpo sino su mente.

 

Fuentes:
Rosa María Raich. Imagen corporal. Conocer y valorar el propio cuerpo.
Ana María Muñoz López. La imagen corporal en la sociedad del siglo XXI.

 

Este artículo está en:

Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 255 Enero Febrero 2022

Recibir notificaciones de nuevos lanzamientos:

Suscribirse

 

Leer más artículos:

 

Compartir