Foto por: Joshua Rawson Harris Educar adecuadamente implica formar en hábitos de vida saludables y estrategias de afrontamiento de situaciones inciertas, que seguro se presentarán en la vida de todos. Es preciso ayudar a los niños desde los primeros años a afrontar situaciones adversas y lidiar con ellas. Deben también acostumbrarse a denunciar cualquier tipo de discriminación en la casa, la calle o el colegio.

El niño debe desarrollar un alto sentido de su propio valor y dignidad. Que aprenda a reaccionar con valentía ante cualquier intento de humillación o abuso dentro o fuera del hogar. Los padres serán los primeros en tratar a sus hijos con respeto y ayudarlos a afianzarse en su propio valor. El no discriminarlos será un buen aporte para que el niño crezca en autoestima. Estas actitudes fundamentales serán la mejor prevención de las muertes por suicidio.

Tanto el hogar como la escuela deben ofrecer al niño un ambiente estimulante, propositivo, asertivo. Que genere autoestima, alegría, gusto por el aprendizaje, retos sanos. Que la convivencia esté libre de agresiones, humillaciones, castigos. El educador debe ser una persona cercana, amigable, que emane autoridad moral. En fin, que el ambiente escolar haga crecer el gusto por vivir.

 

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Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 252 Julio Agosto 2021


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