identidad Cada ser humano es original, único. Está dotado por el Creador de una identidad imposible de intercambiar con otro. Ni siquiera los gemelos son idénticos. No solo en relación a sus genes, cualidades, límites. También en su razón de ser en el mundo y en la historia.

Para quienes creemos en Dios está, además, claro que cada quien viene al mundo con un proyecto definido por el Creador. No somos reemplazables. El aporte de cada uno a la humanidad es totalmente original.

Igual sucede con las congregaciones religiosas. El Espíritu Santo suscita en la iglesia y en el mundo una enorme variedad de estas agrupaciones con fines específicos para enriquecer a la iglesia y al mundo. Cada congregación tiene una fisonomía, un carisma y una misión irreemplazable.

Ordinariamente las congregaciones religiosas nacen como respuesta a necesidades urgente del momento histórico. Necesidades sociales o religiosas. Es la Providencia divina que acude en auxilio de los hijos de Dios.

Los Salesianos tenemos esa firme convicción: que Dios suscitó a Don Bosco, dotándole de extraordinarias riquezas de cuerpo, mente y alma para encomendarle la enorme y delicada tarea de conducir a los jóvenes desfavorecidos hacia un alto desarrollo humano y cristiano.

Uno de los impresionantes rasgos de Don Bosco fue su habilidad para no trabajar en solitario. Supo hacerse ayudar en la misión que le fue encomendada. Hasta su mamá se entregó de lleno a colaborar con él. Alrededor del proyecto de Don Bosco se iba agrupando una creciente red de colaboradores y colaboradoras.

Eclesiásticos, personajes de la nobleza, políticos, gente del pueblo, hombres y mujeres. Hasta los Papas de su tiempo le echaron una mano. Muchos de los mismos jóvenes beneficiados se enrolaron, temporal o definitivamente, en este original proyecto educativo: el Sistema Preventivo de Don Bosco.

Eso permitió que las obras educativas de Don Bosco fueran solicitadas por obispos, autoridades, familias poderosas. Y así surgieron numerosos centros educativos primero a lo largo de Italia. Después, Francia, España, Argentina, Uruguay. Esa expansión tenía el aire de la multiplicación de los panes del Evangelio.

Una clave del éxito de Don Bosco descansó en su habilidad de involucrar a todo tipo de colaboradores. Estos fueron organizándose en un número creciente de grupos que respondían al servicio educativo desde distintos ángulos: Cooperadores Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Voluntarias de Don Bosco, Asociación de María Auxiliadora... Esparcidos como hongos por el mundo entero sobrepasan la cantidad de treinta.
Dentro de esta gran variedad de rasgos y estilos existe un lazo unificador: el Sistema Preventivo. Este número del Boletín Salesiano intenta poner de relieve las líneas de fondo de la identidad de todos los que nos llamamos Salesianos. Es un resumen apretado de trabajos elaborados por estudiosos salesianos de alto alcance.

Que nos sirva como estímulo para que nuestra identidad salesiana no se diluya sino que se perfile con creciente nitidez.

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