Ilustracion Dom Bosco e o Boletim Salesiano BS Portugal El primer número del Boletín Salesiano se publicó en agosto de 1877. El primer director fue Don Bosco. Hoy está presente en 132 países del mundo, con 66 ediciones leídas en 31 idiomas.

¿Por qué los salesianos de Don Bosco se han extendido tan rápidamente por el mundo? Esta es la pregunta que a menudo hacen algunos estudiosos, conscientes de los fuertes límites de las condiciones iniciales de Don Bosco: un bagaje cultural modesto, hijo de una teología y una concepción social con límites muy fuertes, prácticamente sin recursos humanos y económicos.

La respuesta a la pregunta no es simple. En síntesis extrema podría atribuirse a la capacidad de Don Bosco para implementar sus proyectos con su personalidad cautivadora, la gran actualidad de sus obras (oratorios, escuelas, talleres, tipografía, cooperadores, misiones ...), la difusión muy notable de sus libros y, sobre todo, la participación estratégica de muchas personas mediante cartas, fotos, viajes, promoción de su imagen como educador-trabajador social-trabajador milagroso-santo. Pero el instrumento formidable para este trabajo de participación fue la publicación del Boletín Salesiano.

El contenido

Concebido en 1877 como un boletín simple y gratuito de conexión e información “de cosas hechas o por hacer para obtener ... la gloria de Dios y el bien de la sociedad civil”, Don Bosco lo utilizó espléndidamente para mantener la unidad de pensamiento y acción entre los Cooperadores y con los salesianos, para publicitar sus loterías y sus libros, para difundir buenas máximas a los lectores y sus familias, para advertir sobre la vigilancia con respecto al proselitismo protestante, la corrupción de las costumbres, la prensa irreligiosa e inmoral, dañina sobre todo a los jóvenes.

Boletín Salesiano  Enero 1891 Privilegiadas fueron las intrigantes aventuras en serie de la Historia del Oratorio, la carta de enero a los Cooperadores, en la que Don Bosco describía las obras completadas el año anterior y planeadas para el año en curso, las “cartas americanas” de los misioneros, los informes de conferencias en los que explicaba los objetivos precisos de los salesianos para servir a la sociedad y a la iglesia, más allá de cualquier conexión política, excluida desde el principio.

Ideado como un órgano informativo de la Congregación Salesiana y perfeccionado gradualmente, la revista publicó perfiles necrológicos de SDB, de FMA y de distinguidos cooperadores, listas mensuales de cooperadores fallecidos, programas de colegios, algún artículo doctrinal y en la última página la serie de indulgencias a ganar en el mes. No faltó la rectificación de noticias relacionadas con la Obra Salesiana divulgadas con inexactitudes por otros periódicos o por particulares, señal de la gran atención que los salesianos de la época ponían sobre lo que se divulgaba acerca de ellos.

Los destinatarios: cooperadores, benefactores y suscriptores

Don Bosco definía como Cooperadores Salesianos a cuantos (laicos o miembros del clero) se ocupaban de las obras de caridad según el espíritu de la Congregación, a saber: enviar los niños al catecismo, ayudar a los párrocos a instruirlos y asistirlos en la iglesia, quitar de sus manos libros malos y ofrecerles los buenos, alejarlos de malos compañeros, elegir colegios moralmente sanos, tener especial cuidado de las vocaciones al estado eclesiástico o religioso. En una palabra, hacer de los jóvenes “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.

Y precisaba: “Unos son los Cooperadores Salesianos, que son nuestros benefactores. Otros son los suscriptores del Boletín como periódico. El Boletín no es más que un medio para informar sobre las obras y unir a los buenos cristianos en un solo espíritu y propósito: lograr la mayor gloria de Dios. Si los gobiernos no nos ponen tropiezos, el Boletín se volverá poderoso, no por sí mismo, sino por las personas que reunirá”.

Apoyo económico esencial

Don Bosco de varios modos combinó abiertamente las denominaciones de cooperador y benefactor. Los Cooperadores “pueden ayudar a los salesianos con la oración y la ayuda material”. El apoyo económico era uno de los “requisitos necesarios” para ser Cooperador: “Las oraciones no son suficientes ... No solo los acreedores, sino incluso nuestros jóvenes no quedarán satisfechos con oraciones”. Aquí debe recordarse que Don Bosco seguía una doctrina rigurosa, por la cual la limosna no era solo un acto de generosidad, sino un deber grave, una obligación estricta de justicia distributiva con evidente impacto social.

Boletín Salesiano Febrero 1921 Difusión y resultados

Don Bosco confió pronto la gestión del Boletín Salesiano al P. Bonetti, excelente escritor, pero él mismo siempre ejerció un control considerable sobre lo que se publicaba allí, sobre todo pidiendo al director que escribiera de un modo educado, nunca polémico, para evitar temas periodísticos: prefería solo dar a conocer las obras salesianas en tono simple.

El Boletín Salesiano, enviado de forma gratuita a todos los posibles benefactores, cooperadores potenciales, con la simple invitación de colaborar con tres liras al año (11,00 euros) para contribuir a los costos de impresión y envío, sin que fuera considerado como una suscripción, llegó a los hogares de ricos y pobres, de nobles y ciudadanos comunes, de las autoridades civiles y religiosas, de intelectuales y de gente con escasa educación, católicos o no, en Italia o en el extranjero. Tuvo una impresión que rápidamente pasó de unos pocos miles a decenas de miles, para llegar a un total de aproximadamente 40,000 con la muerte de Don Bosco.

Entre las razones del “éxito” podemos indicar el carisma personal de Don Bosco, la significatividad y actualidad de la Obra salesiana, la capacidad de involucrar a los lectores en el desarrollo del trabajo salesiano, que lo sentían como fruto de su propia oración y de su apoyo económico, el entusiasmo por la acción misionera en América del Sur, la organización y difusión generalizada en el territorio, el gusto (romántico) de la época por los informes ofrecidos por los misioneros pioneros sobre los descubrimientos de un mundo desconocido (casi “novelas de aventuras”).

El Boletín Salesiano italiano, seguido pronto por las ediciones en francés y español, contribuyó en gran medida a hacer la “fortuna” de Don Bosco. Como lo comprueban los hechos, logró los numerosos objetivos propuestos: la difusión del bien que hacía la Congregación, la formación de una opinión pública favorable a la Congregación, su financiamiento, el llamado vocacional tanto masculino como femenino.


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