Angie mendoza La juventud no existe, existen los jóvenes con sus vidas concretas.

Jóvenes que viven en contextos de guerra y padecen la violencia en una innumerable variedad de formas: secuestros, extorsiones, crimen organizado, trata de seres humanos, esclavitud y explotación sexual, estupros de guerra, etc.

Jóvenes a quienes les cuesta encontrar un lugar en sus sociedades y son víctimas de diversos tipos de persecuciones, e incluso la muerte.

Jóvenes que, por constricción o falta de alternativas, viven perpetrando delitos y violencias: niños soldados, bandas armadas y criminales, tráfico de droga, terrorismo.
Jóvenes ideologizados, utilizados y aprovechados como carne de cañón o como fuerza de choque para destruir, amedrentar o ridiculizar a otros, terminando algunos por convertirse en seres individualistas, enemigos y desconfiados de todos.

Jóvenes que padecen formas de marginación y exclusión social por razones religiosas, étnicas o económicas: embarazos, abortos, VIH, adicciones (drogas, juegos de azar, pornografía, etc.)

 

Ustedes son el ahora de Dios

Se puede correr el riesgo de hacer un listado de calamidades, de defectos de la juventud actual, con el resultado de más y más distancia, menos cercanía, menos ayuda mutua.
Actitud positiva: Encontrar caminos donde otros ven sólo murallas: reconocer posibilidades donde otros ven solamente peligros.
El corazón de cada joven debe ser considerado “tierra sagrada”, portador de semillas de vida divina, ante quien debemos “descalzarnos” para poder acercarnos y profundizar en el Misterio.
Distinguir los jóvenes a quienes la globalización ofrece un mayor número de oportunidades, de aquellos que viven al margen de la sociedad o en el mundo rural y sufren los efectos de formas de exclusión y descarte.

 

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