Carlos daniel 2 Los mismos jóvenes son agentes de la pastoral juvenil, acompañados y guiados, pero libres para encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia.


Hoy la mayoría de los jóvenes difícilmente se siente atraída por esquemas pastorales planificadas con reuniones periódicas y horarios fijos.

La pastoral juvenil necesita adquirir otra flexibilidad: convocar a los jóvenes a eventos, a acontecimientos que cada tanto les ofrezcan un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo.

Desarrollar y potenciar mucho más nuestra capacidad de acogida cordial, porque muchos de los jóvenes que llegan lo hacen en una profunda situación de orfandad. Crear hogar es crear familia; es aprender a sentirse unidos a los otros de tal manera que sintamos la vida un poco más humana.

Ofrecer a los jóvenes lugares propios que ellos puedan acondicionar a su gusto, y donde puedan entrar y salir con libertad, lugares que los acojan y donde puedan acercarse espontáneamente y con confianza al encuentro de otros jóvenes tanto en los momentos de sufrimiento o de aburrimiento, como cuando deseen celebrar sus alegrías.
Ofrecer ambientes de amistades y de noviazgo, de reencuentros, donde pueden compartir la música, la recreación, el deporte, y también la reflexión y la oración con pequeños subsidios y diversas propuestas.

Desarrollar y potenciar mucho más nuestra capacidad de acogida cordial,
porque muchos de los jóvenes que llegan lo hacen en una profunda situación de orfandad.

Aprender a gustar del silencio y de la intimidad con Dios, adorar al Santísimo, orar con la Palabra de Dios mediante estilos y modalidades adecuadas.

Proponer la oración y momentos sacramentales que incluyan su vida cotidiana en una liturgia fresca, auténtica y alegre.

Ayudar a otros, especialmente a niños y pobres. A menudo este servicio es el primer paso para descubrir o redescubrir la vida cristiana y eclesial.

La pastoral juvenil siempre debe incluir momentos que ayuden a renovar y profundizar la experiencia personal del amor de Dios y de Jesucristo vivo. debe hacerlo con diversos recursos: testimonios, canciones, momentos de adoración, espacios de reflexión espiritual con la Sagrada Escritura, e incluso con diversos estímulos a través de las redes sociales. Pero jamás debe sustituirse esta experiencia gozosa de encuentro con el Señor por una suerte de “adoctrinamiento”.

 

 

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