- Instrumentaliza a la persona humana utilizándola con desprecio para conseguir intereses egoístas.
- Impide la consecución del bien común porque se le opone con criterios individualistas, de cinismo egoísta y de ilícitos intereses de parte.
- Contradice la solidaridad, porque produce injusticia y pobreza.
- Contradice la subsidiaridad porque no respeta los diversos roles sociales e institucionales, sino que más bien los corrompe.
- Va contra la opción preferencial por los pobres porque impide que los recursos destinados a ellos lleguen correctamente.
- Es contraria al destino universal de los bienes.
Es nuestro deber esforzarnos por construir una sociedad cuyas estructuras faciliten al hombre luchar contra el mal y elegir el bien.
Nos hace darnos cuenta que las estructuras sociales o los sistemas políticos y económicos, por ellos mismos, nunca van a producir el bien. Siempre van a necesitar la intervención moral del hombre, quien iluminado y fortalecido por la gracia de Dios, transmite a la sociedad los valores como el bien, la verdad, la solidaridad, la gratuidad; y así podemos dar vida a esas estructuras sociales.
La corrupción realiza un grave daño económico al desarrollo social, y es una de las causas del subdesarrollo y la pobreza. Pero sus efectos son más negativos sobre los bienes inmateriales.
La corrupción impide la promoción de la persona y hace que las sociedades sean menos justas y menos abiertas.
Los aspectos humanos y cualitativos son los más afectados por la corrupción. La corrupción política:
Traiciona los principios de la moral y las normas de la justicia social.
Compromete el correcto funcionamiento del Estado, influyendo negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados.
Introduce una creciente desconfianza respecto a las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones.