Julien Harneis El cerebro humano asocia la navidad con felicidad, regalos, fiestas, colores, luces y un sin fin de cosas alegres. Sin embargo, en el mundo hay millones de personas que no pueden ser parte de estas celebraciones tan marcadas por el consumismo.

Según datos de la Organización de Naciones Unidas y el Banco Mundial, cerca de mil millones de personas en el planeta viven en pobreza extrema.

Para los pobres esta época es muy triste o simplemente no tienen Navidad. Su condición de vida no les permite siquiera hacer una modesta cena navideña, mucho menos comprar ropa, juguetes o adornos.

Mientras millones de personas van por el mundo derrochando su dinero en cosas no tan necesarias para celebrar estas fiestas, otras solo añoran tener un lugar donde vivir, comida y salud.

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