Me gustaria hablar contigo Acoger a los jóvenes: esto es una tercera cosa un poco difícil.


Los jóvenes cansan porque siempre tienen una idea, hacen ruido, hacen esto, lo otro... Y luego vienen:
- Me gustaría hablar contigo.
- Sí, vamos.

Y las mismas preguntas, los mismos problemas.
Te lo dije...
Cansan, se requieren vocaciones: puerta abierta, oración y estar clavados en la silla para escuchar a los jóvenes.

- Pero son tan fantasiosos.
- Bendito sea el Señor. A tí te toca hacerles “aterrizar”. Escucharles.

El apostolado del oído.
- Ellos quieren confesarse, pero siempre confiesan las mismas cosas.
- Tú también, cuando eras joven, ¿te has olvidado?
La paciencia: escuchar, que se sientan como en casa, acogidos; que se sientan queridos.
- Más de una vez dicen cosas infantiles.
- Gracias a Dios, porque no son viejos.

Es importante “perder el tiempo” con los jóvenes. A veces aburren, porque vienen siempre con las mismas cosas, pero el tiempo es para ellos. Más que hablar con ellos, hay que escucharles, y soltarles solo una “gotita”, una palabra y basta, ya se pueden ir. Esto será una semilla que va a trabajar dentro.

Luego dirán:
- Sí, yo estuve con el párroco, el sacerdote, la religiosa, el dirigente de la pastoral juvenil, y me escuchó como si no tuviera nada que hacer.
Esto la gente joven lo entiende bien.
Papa Francisco

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