La pastoral juvenil ofrece espacios No se termina de deshojar la margarita. Es impensable quemar el barco que podría llevarnos a otras playas o regresar a la patria abandonada. ¿Cómo ayudar a los jóvenes para que amen el riesgo y acepten el margen de error que implica toda decisión libre? Es preferible equivocarse que instalarse en la indecisión.

La pastoral juvenil deberá ofrecer a los jóvenes espacios para ejercitarse en el protagonismo, en implicarse en proyectos exigentes de promoción humana y cristiana, en la asunción de responsabilidades exigentes. Proyectos que, si se dirigen a promover a las personas desfavorecidas, los ayudará a liberarse de la cultura hedonista que los envuelve.

Parte de esta dimensión protagónica a cultivar en los jóvenes descansa en estimular en ellos un protagonismo positivo. Los jóvenes rebosan de energía, que puede quedar dilapidada en tonterías o desperdiciada en actitudes sociales perniciosas. Ayudarlos a invertir sus frescas energías en proyectos creativos de transformación social es una tarea de máxima urgencia.

Animar a los jóvenes a inventar un mundo nuevo o una iglesia más fresca y ágil. Favorecer el protagonismo juvenil sin alarmas a priori. Que encuentren espacios en las estructuras eclesiales donde su creatividad se pueda explayar.

 

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