El bullying se ha vuelto dramático Los niños nos parecen encantadores y nos enternecemos ante su ingenua inocencia. Pero llevan dentro la semillita de la crueldad y la violencia, sea contra animales domésticos o contra el hermanito/a menor.

Conforme crecen, sus tendencias agresivas pueden volverse más violentas, sobre todo si los ambientes familiar, escolar o social alimentan esas actitudes abusivas.

Caín y Abel eran hermanos que no se llevaban bien hasta que estalló la tragedia. Esta agresividad infantil y juvenil está despertando la preocupación de padres de familia, psicólogos y educadores. Y se ha revestido de un término importado: bullying.

El fenómeno de la violencia en edades tempranas es de vieja data. La atención al problema sí está volviéndose una emergencia educativa. Lo cual es muy positivo.

Quizá el bullying se ha vuelto más dramático debido al influjo de la comunicación social. De simples peleas callejeras o agresiones en los patios o aulas de la escuela, ahora las redes sociales son el nuevo escenario para despedazar vidas humanas con agresividad sádica magnificada.

El problema del bullying no debe ser visto como cosa de niños. Es toda una tragedia para quien lo sufre. Y una escuela de sadismo para quien lo practica. De ahí la necesidad de poner atención a ambas partes. Ayudar a la víctima a aprender a defenderse con sus propios recursos. Ayudar al agresor a concientizarse sobre el dolor ajeno. Ayudar a las familias a cultivar ambientes más humanos dentro del hogar.

Los salesianos tenemos una rica tradición educativa con recursos de sobra para afrontar este problema: el Sistema Preventivo. Razón, religión, cariño son los tres célebres pilares de la genialidad educativa de Don Bosco. Y ese cálido ambiente educativo típico de la escuela salesiana con su tradición de alegría, piedad y espíritu de familia.

 

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