Tenemos esta posibilidad de destrucción En Sodoma y Gomorra, en la Torre de Babel el hombre muestra su maldad. Un mal que se anida en lo íntimo del corazón.

Somos capaces de destruir la fraternidad: Caín y Abel en las primeras páginas de la Biblia. Destruir la fraternidad. Es el comienzo de las guerras. Los celos, las envidias, tanta avidez de poder, de tener más poder. Sí, esto parece negativo pero es realista.

Tomen un diario, cualquiera: de izquierda, del centro, de derecha...cualquiera. Y verán que más del 90% de las noticias son de destrucción. Más del 90%. Y esto lo vemos todos los días.

¿Qué sucede en el corazón del hombre? Jesús nos recuerda que del corazón del hombre nacen todas las maldades. Nuestro corazón débil está herido.

Existe siempre un deseo de autonomía: ¡yo hago lo que quiero y si tengo ganas de esto, lo hago! ¡Y si por esto quiero hacer una guerra, la hago!

¿Por qué somos así? Porque tenemos esta posibilidad de destrucción. Este es el problema. Luego, el tráfico de armas. Comerciantes de muerte. Países que venden las armas a este que está en guerra con este; y las venden también a aquel, para que así continúe la guerra.

Capacidad de destrucción. Y esto no viene del vecino. Viene de nosotros. Nosotros tenemos esta semilla adentro, esta posibilidad. ¡Pero tenemos también al Espíritu Santo que nos salva!


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