saludables En los niños de ahora se ha hecho muy común la diabetes infantil. Hay un alto índice de pequeños que están sufriendo de sobrepeso y obesidad. Por eso es crucial que los niños tengan un estilo de vida saludable, y eso depende de los padres. Los niños imitan a los adultos.

Aprender a comer debe ser una exigencia desde niños. De lo contrario, al ser adultos pueden enfrentar problemas de sobrepeso. Sin contar con el bullying por el que pasan los niños gorditos. Este factor tienen trastornos más fuertes y entonces debe intervenir el psicólogo y el endocrinólogo. Se comienza a tener hiperinsulinismo (generación excesiva de insulina que el cuerpo no quema).

Los padres o encargados del niño son los responsables directos de la buena alimentación. Desde que un bebé comienza a comer, debe hacerse de forma ordenada. Por ejemplo, se inicia con verduras para que este sabor se vaya haciendo familiar antes que el sabor dulce de las frutas. De esa manera se va amoldando el paladar.

Es una mala idea usar la comida como premio o castigo: “Saliste bien en las notas, te llevaré a comer pizza”, “te portaste bien, entonces iremos a comer hamburguesas”. Con este tipo de estímulos el niño va entendiendo que hay comidas buenas y malas, comida divertida como la pizza y aburrida como las verduras de casa.

Tampoco hay que usarlas como castigo: “No hiciste la tarea, te quitaré las galletas”. Este alimento va adquiriendo un estatus.

Una buena idea es incluir a los hijos en la elaboración de su comida. También jugar con ellos y explicarles lo que cada alimento les da a su cuerpo. Por ejemplo: “¿Sabías que ese tomate que vas a comer tiene más vitamina que un limón?”. Con juegos los niños comprenden mucho mejor y verán que los vegetales no son un castigo sino un premio a su salud. Así la hora de comer no será difícil.

Los padres deben tratar de que el niño tenga una cultura alimenticia en la que se incluya toda la pirámide nutricional: granos enteros, frutas, vegetales, leche. No debe restringirse ningún alimento, pero deben aprender a comerlos en las cantidades adecuadas.

No se debe olvidar el consumo de agua. Los niños sudan mucho, incluso dormidos. Un niño debe tomar entre 4 a 5 vasos por día.

A la hora de premiar prefiera ofrecer una actividad formadora como un día de campo o un paseo familiar. Cualquier otro incentivo que no sea la comida. De lo contrario, será difícil que el niño prefiera una zanahoria sobre unas papas fritas.

Fuente: Lic. Sofía Escobar. Nutricionista. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

 

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