29202157871 8e90ff3316 o1024px Somos Familia Salesiana que ha ido creciendo de manera hermosa en el tiempo y ha evolucionado en el tiempo porque nuestros grupos son cuerpos vivos. La realidad no es la misma que en 1911. La fidelidad al carisma es lo más importante. Cómo cambian las demás cosas es lo de menos. Somos Familia Salesiana, no para contemplarnos a nosotros mismos, no para estar muy a gusto con cualquier cosita que hacemos, sino para ser provocadoramente evangélicos, siguiendo el evangelio de Jesús y testimoniarlo.

Como Familia Salesiana tenemos que ser la familia religiosa más grande de la iglesia. El carisma salesiano en la iglesia hoy lo forman 31 grupos en el mundo con mas de 300 mil personas vinculadas jurídicamente a cada uno de los grupos. Donde cada uno de los grupos tiene su propia singularidad. Pero bebemos de la misma fuente, y la savia que circula por el tronco es la misma.

Somos Familia Salesiana para estar al servicio del pueblo, de quienes más nos pueden necesitar. No seremos capaces de resolver los problemas de toda la gente, pero tendría que circular en la sociedad esta convicción: cuando necesites algo, vete donde la Familia Salesiana porque siempre serás bien recibido o porque las puertas están abiertas.

Esto nos dice el Papa: Seamos Iglesia en salida. No esperemos a que vengan a nuestra casa, y luego nos quejamos de que somos pocos, que nadie viene, que la juventud está echada a perder. Esos son los lamentos. Debemos tener la energía suficiente para ir al encuentro, para tener abiertas las puertas de nuestra instituciones para quien quiera venir.

Tenemos que ser más valientes a la hora de hacer propuestas a la gente con la que estamos, por si les puede interesar esta movida en la que nosotros estamos. Es cierto que a veces nos reprochan de que somos muy capaces de hacer muchas cosas, de convocar a mucha gente, pero luego no somos tan capaces de hacer propuestas de evangelización y propuestas de vinculación, de pertenencia.

A veces podemos ser un poco vergonzantes. Los tiempos de ser vergonzantes han pasado, porque vivimos en un mundo muy plural. ¿Por qué no atrevernos a invitar a quien pueda querer conocer esta nuestra realidad?
Crecer en identidad: tenemos que ser aquello para lo que hemos sido pensados y soñados. ¿Qué se espera de un Salesiano?: Que sea cada vez mas auténticamente salesiano, que su corazón esté lleno de pasión educativa por los muchachos y los jóvenes, que realmente le queme en el corazón cuando hay muchachos que están extraviados, y que se sienta que nuestra vida es para ellos.

Eso no ha cambiado en estos 160 años, no hace falta escribir libros para esto. Esto no hay que reformularlo porque tiene la misma frescura que tenía en tiempos de Don Bosco. Lo mismo se espera de las Hijas de María Auxiliadora y de los Salesianos Cooperadores: que sean en el mundo una auténtica fuerza de laicos que viven su vida cristiana, con la prioridad de una linda vocación. Y así, grupo por grupo.

¿Cuál es mi gran sueño para los Salesianos? Que, cuando celebremos el próximo capítulo general, si es posible, la congregación que encontremos sea más auténticamente de Don Bosco, sea más y más como él nos soñó. ¿Significa que estamos perdidos? No. ¿Significa que siempre podemos crecer y mejorar? Sí. En algo tan sencillo como que nuestra prioridad absoluta sigan siendo los jóvenes del mundo; y entre ellos, y lo subrayo con catorce colores, los que más nos necesitan.

Hemos nacido para la gente sencilla, no se nos da nada bien la gente complicada, ni la gente que tiene todas las posibilidades, porque al final pasan entre nosotros, pero siguen y no suelen quedarse.

¿Quiénes son los exalumnos que mejor recuerdan su paso por las casas salesianas? Los mas difíciles, los más complicados, los que más disgustos dieron, los que más fueron castigados. Los buenos y los que pagan la cuota puntualmente y los que no nos necesitaban para nada, pueden agradecer el paso, y mi vida sigue y después me voy a Oxford o Masachussets. En cambio, quienes realmente salieron del barrio a la casa salesiana indómitos son los que luego durante la vida llevan grabado a fuego quién los ayudó, quién los salvó de la calle.

Tenemos que distinguirnos por nuestra opción preferencial por los más humildes, los pobres, los más sencillos. Los jóvenes, muchachos, familias, la gente más sencilla de nuestra parroquia, los enfermos, los más necesitados. Esta es nuestra carta de identidad. No es una moda. Hemos nacido así.

Cuando el Papa Francisco habla de ir a la periferia tiene toda la razón. Hemos nacido en la periferia ¿Qué era Valdocco sino la periferia en la periferia de Turín? ¿Qué era Mornese sino un pueblo insignificante. Era una periferia rural. Hemos nacido en la periferia. Los invito a darle vuelta a esto en sus grupos y asociaciones.

 

 

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