28859474263 5aa3e7c283 o1024px ¿Somos Familia Salesiana para reunirnos en un día de fiesta? ¿Para autocomplacernos y decirnos qué buen grupo somos? ¡Sé que no! Estoy haciendo caricatura.

Creo que tendríamos que distinguirnos como Familia Salesiana por ser de puertas abiertas. Es decir, que pudiera sentir nuestra gente que son siempre bien acogidos, que, yendo a este o aquel grupo, las puertas están abiertas, que son escuchados, que son recibidos con respeto.

Luego tendremos o no tendremos solución a su problema. Pero el hecho de acoger con dignidad y respeto es mucho, es evangelio puro. Recuerden que Jesús no curó a todos los enfermos de Israel. Pero Jesús iba acogiendo a todos los que encontraba en su camino.

A nosotros nadie nos es indiferente: “es que este no es de nosotros”, “este es de otra confesión religiosa”, “este es de tal secta”. A la hora de ayudar y servir, todos son hijos de Dios para nosotros. Esto me parece muy importante porque es lo primero que Don Bosco vivía. Trataba de acercar a sus muchachos a Jesús, pero Don Bosco acogía a todos.

¿Qué podemos seguir soñando y pensando por la paz de nuestro pueblo? ¿Qué podemos seguir haciendo para que la violencia no solo no crezca sino que disminuya? Es verdad que lo estamos haciendo. Toda la acción que estamos haciendo es acción preventiva. No me cabe duda que, si no fuera por nuestras presencias salesianas carismáticas, más muchachos y muchachas estarían en las redes de la violencia. Pero no hemos de quedarnos tranquilos. ¿Qué más podemos seguir haciendo?

Más importante que lo que podemos hacer, es garantizar por encima de todo la comunión como familia salesiana. Digo comunión, no independencia, unidad, no uniformidad. Es garantizar la unión entre nosotros.

Si damos testimonio de unión y de unidad y de comunión, estamos ofreciendo lo más valioso que podemos ofrecer. Después llegará la creatividad y la capacidad para hacer muchas cosas. Que puedan sentir quienes nos vean que hay un clima de unión en la Familia Salesiana. No digo que no haya la mínima tensión. A veces puede haber desacuerdos, pero eso no tiene por qué traer distancias y rupturas. ¡Comunión! Más importante que lo que podamos hacer, es que lo que expresemos y testimoniemos sea unidad.

Nuestra Familia Salesiana tiene que seguir creciendo en autonomía. Cuanta más autonomía y madurez tiene cada uno de los grupos de la familia es bueno para todos. Permítanme una caricatura: pensemos en los Salesianos Cooperadores. Ya ha pasado el tiempo en el que, para que los Salesianos Cooperadores decidieran hacer esto o lo otro tenía que ser con el permiso del salesiano delegado. Esto que digo es histórico. No necesitamos ningún delegado de los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora donde quiera que estén. Su propio proyecto de vida contempla que su superior general es el Rector Mayor de los Salesianos, pero eso no va reñido con la autonomía.

Autonomía significa madurez. Necesitamos una Familia Salesiana madura porque en la madurez está la capacidad de crecer. Por lo tanto, autonomía y madurez en la comunión. Unidad, no uniformidad. Autonomía, no independencia. Somos un mismo tronco carismático por donde fluye la savia que el Espíritu santo ha suscitado en Don Bosco.

El carisma salesiano es un don del Espíritu en Don Bosco a la iglesia. Es un don de la iglesia y patrimonio del la iglesia universal. Nosotros tenemos la misión preciosa de custodiarlo.

Lo que eclesiológicamente la iglesia universal espera de nosotros en la diversas iglesias particulares que son las diócesis no es que, por no ofender a alguien, no nos distingamos y seamos híbridos, sin color.

Jamás caigan en esa tentación porque es un pecado salesiano. Cuando somos aceptados en una diócesis es para enriquecer a la iglesia particular con el carisma propio.

Es muy importante crecer porque tenemos el deber sagrado de ayudar a nuestros jóvenes a encontrar su vocación y su lugar en el mundo y en la iglesia. Tenemos que hacer propuestas. Tenemos que ser atrevidos y no vergonzosos. A veces pecamos de ser poco atrevidos. En la medida en que seamos atrevidos nuestra Familia Salesiana crecerá. No para ser más fuertes, no es esta nuestra finalidad, sino para estar más al servicio de los otros.

¿Con que estilo? Con el nuestro. El instrumento más maravilloso que tenemos en nuestra familia es el afecto y el cariño como medio para llegar al corazón de cada persona. Este en nuestro ADN. Es tan sagrado que no podemos dejar que nadie nos lo arrebate. Educamos y hacemos el bien desde el cariño como primer paso. Don Bosco decía: Nuestros muchachos no solo tienen que ser queridos y amados, tienen que sentirse amados.

 

 

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