El ambiente del oratorio se procura que se educativo. Las obras salesianas han sido creadas para educar y evangelizar a los niños y jóvenes menos favorecidos. Hablemos en esta ocasión de la dimensión educativa del Oratorio-Centro juvenil.
Don Bosco inició su obra con un Oratorio festivo. Consistía en reunir a niños y jóvenes cada fin de semana para darles instrucción religiosa, divertirse con toda clase de juegos y darles algo de comer. Cualquier lugar era bueno: el patio del seminario, una sacristía, un prado, la calle, una habitación y hasta un cementerio.

Con el paso del tiempo las obras salesianas se convirtieron en auténticos centros de educación y evangelización de los jóvenes menos favorecidos, cuajando así un valioso proyecto educativo-pastoral que forma parte de la misión de la Iglesia.

Con cierta frecuencia, cuando hablamos de educación, tendemos a pensar en Colegios, pero eso no es exacto, ya que existen otras instituciones que son educativas aunque no poseen la estructura propia de la educación formal. El Oratorio es una de ellas.

Todo lo que hacemos en el Oratorio es para educar y evangelizar, es decir, para promover integralmente a los niños y jóvenes, ayudarles a ser mejores personas y mejores cristianos.

Recibirlos con amabilidad en la puerta, chocar las manos para saludarlos, recibirlos con afecto, es educativo. Eso les transmite mensajes importantes como: eres bienvenido, eres alguien valioso, no eres uno más, eres digno de ser querido, notamos tu ausencia, eres parte de nuestra familia.

Ofrecerles instalaciones limpias, ordenadas y en buenas condiciones es educativo, ya que les ayuda a cuidar su salud, a cuidar su higiene personal, a quererse. Además, no por ser pobres les daremos cosas en mal estado. En este sentido conviene elevar el presupuesto, invertir más y buscar formas de financiamiento.

Todas las actividades que realizamos ya sean torneos deportivos, escuelas deportivas, charlas en valores, celebraciones, fiestas, catequesis, Eucaristías, campamentos, paseos, clases de guitarra o batería, teatros, rifas, meriendas, conciertos, pintura, banda musical, … absolutamente todo debe estar bien preparado, evitando al máximo la improvisación y la mediocridad. Organizar todo bien es educativo. Les dice que son importantes, vale la pena invertir tiempo y recursos en ellos. Es un valor agregado a las competencias y habilidades que adquieren en todos esos talleres.

El equipo de animadores, colaboradores, catequistas, entrenadores, árbitros, instructores, padres de familia, salesianos, etc. deben velar por su propia formación para ser mejores en lo que hacen. Esto también es educativo, ya que con esto les decimos a los oratorianos: me preparo para darte lo mejor de mí.

En el Oratorio se procura que todo el ambiente sea educativo. El espíritu de familia, unido al clima de alegría y de fiesta en el que se desarrollan todas las actividades favorece el optimismo y la visión positiva de la vida. La intención es dar a los jóvenes un pedacito de cielo aquí en la tierra. El Oratorio se convierte a veces incluso en un “terreno neutral” en donde, por mutuo acuerdo, se procura dejar a un lado las hostilidades surgidas por las rivalidades entre pandillas.

Oratorios en Centroamérica

País Oratorios Centro Juvenil
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