557290-SDARC-141945 El arzobispo Romero intentaba que no hubiera una guerra civil en El Salvador. Decía que no se había gastado el último cartucho de la razón, que la palabra todavía tenía una fuerza para liberar a este país de tanta opresión, rencor y odio, porque no solo era una situación económica, social y política, sino una situación moral y humana.

La guerra civil salvadoreña, que enfrentó entre 1980 y 1992 a la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN y el Ejército salvadoreño, causó unos 75,000 muertos y 8,000 desaparecidos.

El conflicto concluyó con la firma de los Acuerdos de Paz en Chapultepec, México, en 1992. Este fue el primer conflicto civil en el que la Organización de las Naciones Unidas intervino directamente para lograr un armisticio.

 

A Romero lo matan el 24 de marzo de 1980 a las 6:20 de la tarde. A las 7 de la noche por varios lugares de San Salvador se oía balaceras. Apenas lo mataron, inicia la lucha callejera en primer lugar y luego formalmente la guerra entre los dos bandos, la guerrilla y la contrainsurgencia.

 

Romero fue el hombre que mantuvo la paz lo más posible, fue el hombre que trató de solucionar todo con el diálogo.

 

Mons. Jesús Delgado

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