familia Nuestra historia familiar inició cuando nosotros, José Alfredo y Doris, decidimos casarnos con la bendición de Dios y de la Virgen Santísima en el sacramento del matrimonio.  Procreamos cuatro hijos: Doris, José Arturo, José Salvador y José Carlos. Hemos sembrando en ellos principios y valores cristianos, sociales, involucrándolos en las actividades parroquiales,.

A título de ejemplo, en la familia surgió la iniciativa de formar un grupo scout parroquial. Después de 25 años, este permanece activo y ha servido para fortalecer la amistad, la hermandad, el espíritu de servicio, la unión, la humildad y el compromiso. Tres hijos se han casado y llevan sus respectivas familias con responsabilidad cristiana. 

Desde muy niños, nuestros hijos se han comprometido en la administración del hogar. Como  no podíamos contratar personal para descargar el producto de nuestro pequeño negocio, todos nos levantábamos de madrugada para esperar a la orilla de la carretera  la llegada del camión que traía la mercancía. Luego, a empezar la jornada laboral y estudiantil.

A José Carlos, el hijo menor, se le diagnosticó un cáncer. Doce quimioterapias y dieciséis radioterapias condujeron a una anemia hemolítica que obligó a suministrarle cuarenta transfusiones sanguíneas más la extracción del bazo. Luego apareció una trombosis y una embolia pulmonar. 

 

Esa experiencia terrible unió fuertemente a la familia, así como a parientes y amigos. 

 

Confiados en oración constante, se logró el milagro de la curación de José Carlos. 

Una noche del 31 de enero del 2009, después de un año de lucha y oración, nuestro hijo vivió una experiencia sobrenatural. Cuando vecinos, amigos y familiares oraban por la salud de José Carlos, él sintió la presencia de Don Bosco. Bajo su almohada estaba la reliquia del santo. Entonces comenzó a sentir luz y calor que emanaban de la almohada. Fue el comienzo milagroso de su curación.

 

La familia sigue unida. Dos nueras, una novia, un yerno y tres nietos se unen en un proyecto familiar extenso donde la alegría es explosiva, y el servicio a la comunidad eclesial y civil es parte de la rutina diaria.

 

Su secreto para ir creciendo con fuertes valores familiares no es tan secreto: Dios al centro, María Auxiliadora como presencia maternal, Don Bosco como inspiración para dedicarse a los niños y jóvenes de la ciudad.

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