eticaA Según el Foro Urbano Mundial de las Naciones Unidas, América Latina es la zona del mundo con la mayor desigualdad de la riqueza. Apenas el 20% de la población detenta casi el 60% de las riquezas y la cosa más triste es que este mal, que arrastra desde hace décadas al continente, no mejora sino que empeora con los años.

 

El actual sistema económico es un sistema injusto que produce desigualdad. El camino nuevo a seguir es la opción preferencial por los pobres. No hay que quedarse simplemente en discursos. La opción preferencial por los pobres debe apuntar hoy a los cambios necesarios en el sistema económico. Toca a los economistas hacerlo. A la Iglesia le corresponde enunciar los grandes principios sobre los cuales debe basarse la economía, como también lo que es el bien común, que es el principio que falta.  El sistema económico actual busca el bien de pocos, ya sean países, empresas o grupos de poder. 

En los años noventa, en ocasión de un diálogo en el Banco Interamericano para el Desarrollo, dije: “¿Dónde están los premios Nobel para la economía? ¿No son capaces de buscar un sistema alternativo que produzca más igualdad?”.  Nadie respondió. Después, en un intervalo, uno de los economistas se me acercó y me dijo: ¨Mire, a ellos no les interesa buscarla, porque se encuentran muy bien con este sistema; este es el problema”.

 

El rol de la jerarquía eclesiástica está en el plantear este problema en las mesas de discusión. No se puede pensar solo con criterios financieros o monetarios, como tampoco políticos. Es necesario introducir sobre todo el tema ético, que es el gran ausente. La crisis económica global existe, no porque estalló la burbuja de las instituciones inmobiliarias, sino porque primero estalló la crisis moral. Se buscaba solo la ganancia, ignorando a quienes serían los perdedores.

 

En América Latina, desde el principio quienes hicieron las primeras escuelas, universidades y hospitales fueron lo misioneros. El santo Hermano Pedro de Betancourt, en Guatemala, que llegó como laico desde las Islas Canarias para ayudar a quienes morían en la calle, fundó una orden religiosa hospitalaria. Toda la historia de la Iglesia está hecha así. No se encuentra una congregación religiosa desde el inicio de la evangelización que no haya tenido como objetivo principal a los pobres. En la época moderna, la puesta en práctica del Concilio Vaticano II estuvo impulsada grandemente por las palabras del beato Juan XXIII, quien dijo que “la Iglesia debe ser la Iglesia de los pobres”. La conferencia de Medellín comienza subrayando la opción preferencial por los pobres, que continuó con Puebla, Santo Domingo y después Aparecida.

 

No habrá opción por los pobres si el sistema no cambia; más aún, si no cambia el comercio global. Esto es un punto neurálgico. La Organización Mundial del Comercio lo único que hace es organizar negociaciones que no conducen a nada; parecen círculos viciosos. Todo eso, debido al proteccionismo comercial de pocos países que todo lo dominan y lo hacen girar en torno a sí. Por ejemplo, nosotros no podemos exportar nuestros bananos en el modo que quisiéramos, no podemos exportar adecuadamente el café. Estas decisiones llegan de Londres. Esta es una parte de las injusticias.

 

Se habla de libre comercio, pero el comercio no es libre. Con el proteccionismo y las subvenciones no podemos hablar de comercio libre. El sistema está proyectado para proteger a algunos países. Economistas y políticos no pueden decir: “Así es el mundo”. Si queremos continuar así, continuará la desigualdad, la pobreza y las migraciones motivadas no solo por razones políticas sino por razones sociales, por la pobreza.

El mantener pobre a una población favorece tenerla bajo control.

 

La corrupción es muy antigua. Es casi un sistema pensado para enriquecer ilegalmente a políticos que llegan al gobierno y después quieren permanecer el resto de su vida sin trabajar. He participado en un Consejo Nacional Anticorrupción. Era una idea muy buena del Banco Mundial: continuaremos apoyando a los países, pero ustedes luchen contra la corrupción. 

 

En muchos países existe hoy una fiscalía anticorrupción: buscan perseguir el enriquecimiento ilícito, pero después se atascan en el problema político. Cuando un político se ha corrompido y se ha enriquecido ilegalmente tiene que defenderse… mediante la corrupción. Se dice que la justicia es como una serpiente que muerde a quien anda descalzo; a quien lleva botas no le pasa nada. Es triste que haya una gran impunidad en nuestros países debido a la debilidad de la justicia. Es necesario reforzar todas las instituciones con la justicia. 

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