Un Italiano para Petén Me llamo Giampiero De Nardi, vengo de Roma, Italia, tengo 34 años, soy salesiano sacerdote y misionero. Estoy en América desde el primero de octubre pasado para empezar mi camino como misionero.

Mis padres fueron misioneros y se conocieron en una misión en el Amazonas. Cuando volvieron a Italia se casaron y abrieron una casa hogar. Decidieron ser misioneros en su país.

Los salesianos llegaron a mi casa. No fui yo el que llegó a la obra salesiana. En el trabajo con los jóvenes en la casa hogar y en la relación con los salesianos comprendí que mi vida sería como uno de ellos.

Una vez que me hice sacerdote decidí iniciar el camino como misionero. Hablé con mi inspector y, dos años después, me dijo que escribiera una carta al Rector Mayor, p. Pascual Chávez, expresándole mi deseo.

Le escribí un correo electrónico que respondió en media hora. Me indicaba que me enviaría a Guatemala, al Petén. Me sentí muy feliz.

Pienso convertir este continente en mi vida, porque mi papá y mi mamá se conocieron aquí, y yo creo que fue designio de Dios que yo también viniera aquí.

El mundo aquí es muy diferente. Me duele mucho la pobreza. Cuando hablamos de pobres en Italia es distinto. Allá puedes ver mucha ayuda del gobierno, uno puede vivir tranquilo con poco dinero.

Me impacta la violencia, y aún así la gente es muy cálida, te acogen más que en Italia; allá somos muy fríos.

Uno puede ser misionero donde esté, si mira lo que hay alrededor. Todos tenemos la posibilidad de hacer el bien, si nos fijamos en los más necesitados, porque es justo dar a los que tienen menos.

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