P. Orlando Calero Sacerdote salesiano, nacido en Nicaragua el año 1922. Emitió sus votos religiosos hace sesenta años. Fue ordenado sacerdote el año 1954. Actualmente reside en Managua, Nicaragua.

 

¿Cuá es el origen de su vocación salesiana?

P. Calero: Siendo alumno del colegio La Salle, cuando era un niño, oí que mi profesor hablaba de Don Bosco con gran entusiasmo, que iba a ser canonizado como santo. Quise conocer a Don Bosco, entonces dejé el proyecto de ir a Venezuela al noviciado de La Salle. Pregunté dónde podía encontrar una persona que conociera a Don Bosco.

Así conocí al Padre José Misieri, que había sido alumno de Don Bosco. Seguí sus indicaciones y me fui a El Salvador, al Colegio Don Bosco. El Padre Misieri me puso la sotana y un año después hice el noviciado y mis primero votos en sus manos.

 

¿Cuáles son los mejores recuerdos de su vida salesiana?

P. Calero: Me encantó prepararme para mi misión con los jóvenes de cualquier parte donde me mandaran los superiores, en el Colegio Don Bosco y en el Colegio Santa Cecilia, en El Salvador; después en el Liceo Guatemala, en Quezaltenango; después en el Técnico Don Bosco, en Panamá.

Logré ganarme el cariño y la confianza de los jóvenes con las clases de matemáticas, física y química y por la formación salesiana, dejando huellas imborrables en ellos y en mí.

 

¿Qué servicios como SDB le han gustado más?

P. Calero: Trabajar con los exalumnos, con la alegría de Don Bosco. En Granada Nicaragua, comuniqué a los internos el amor que sentía por María Auxiliadora y Santo Domingo Savio. A los jóvenes los animé a practicar el basquetbol y futbol, obteniendo triunfos continuos.

 

¿En qué país de Centro América se ha sentido más a sus anchas
pastoralmente hablando?

P. Calero: En El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. En Granada fui nombrado director y párroco de María Auxiliadora, donde entregué mi entusiasmo, mi alegría salesiana para servicios de todos y en todo.

 

¿Con cuál frase resumiría su larga vida dedicada a los jóvenes?

P. Calero: Estoy en pie de guerra y dando guerra, trabajando por las vocaciones, que fue una característica que no he abandonado, pues el Padre Misieri me enseñó lo que hacía Don Bosco. La Congregación Salesiana existirá mientras existan salesianos

 

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