DSC 0032 El Rector Mayor, don Ángel Fernández Artime, visitó Guatemala el 6 de noviembre de 2014. En conversación con Zaida Navarrete, delegada inspectorial para la comunicación social inspectorial, se pronunció sobre varios argumentos que cultiva en su corazón. 

ZN - ¿Qué cualidad admira de Don Bosco y cual le gustaría imitar?

RM - Don Bosco era un apasionado de Jesús. Un hombre de Dios que buscaba en cada una de sus cosas llevar a las personas a Dios. Tenía una pasión por los jóvenes como no ha habido otro. Yo quisiera eso para mí y para todos los salesianos, familia salesiana y todos los que estamos en este hermoso servicio salesiano.

ZN - ¿Qué le resulta más difícil como personaje público en esta era digital en que todo se hace viral en segundos?

 

RM - Para mí el correo electrónico es un medio hermoso para poder servir y es una tremenda dependencia para contestar todo lo que se me demanda. En mis viajes debo estar cerca de la gente y al mismo tiempo debo acompañar la vida de la congregación. 

La tecnología de la comunicación hace que una mínima cosa tenga una difusión tremenda. Esto me obliga a ser extremadamente cuidadoso con colectivos con intereses muy lejanos a los nuestros. Trato de ser siempre delicado y correcto. Intento ser yo mismo. 

 

Mi gran sueño, mi gran responsabilidad es asegurar que la congregación y la familia salesiana seamos fieles a lo que Dios espera de nosotros en este momento histórico. Adolescentes, jóvenes, niños y niñas necesitan mucho del carisma de Don Bosco en todo el mundo, hoy tanto como hace 150 años. La realidad de hoy es mucho mas compleja. 

 

ZN - En un mundo de realidades tan difíciles como la eutanasia, el aborto, la homosexualidad, que son temas delicados, ¿cómo deben tratar los salesianos estos 

problemas?

 

RM - Con frecuencia da miedo tratar estos temas porque se puede encontrar conflictos donde menos se espera y a veces la tentación es pasarlos de lado. Es una demanda que tenemos desde la Iglesia, el Papa y el Capítulo General 27.

 

Los salesianos y la familia salesiana no podemos renunciar a nuestra opción primordial de ser educadores y evangelizadores de los jóvenes. Esto es irrenunciable. No podemos ir con las modas del momento y no hacer aquello por lo que hemos sido soñados y llamados por Dios.

 

Tenemos el deber ético y moral, el deber congregacional de ser defensores de la vida. Defensores de la vida ante la realidad del aborto, que no significa no comprender las realidades tremendas de madres solteras, o jovencitas que han sido arrojadas de todas partes. Hablo de una gran humanidad, una gran comprensión para con las situaciones de tremendo dolor, pero una gran capacidad para ser defensores de la vida y enemigos acérrimos de cualquier tipo de explotación de los menores, ya sea laboral o de inadecuada conducta sexual. Un solo caso es imperdonable. No podemos minimizar nada. Esto vale también para el maltrato y la explotación de la mujer. 

 

ZN - Si usted pudiera regalar una cualidad a los jóvenes del mundo, ¿cual sería?

 

RM - Ojalá Dios regalara a los jóvenes del mundo el don de ser apasionados de la vida, porque creen en sí mismos, en su potencial. Como creyentes, que tengan a Dios como compañero de camino. 

 

ZN - Don Bosco fue visionario y realizó castillos de la nada. ¿Qué empresas tenemos ahora por construir?

 

RM - Una tarea importante hoy es seguir reconquistando nuestra autenticidad, nuestro ser cada vez más como Don Bosco, como nos soñó. Cómo asegurar que no se pierda ese amor primero que nos ha cautivado desde un carisma específico. 

 

Nuestra gran conquista seguiría siendo esta: donde haya jóvenes que nos necesitan, especialmente los últimos, los más excluidos, los que menos tienen. Que tengamos la fantasía y la creatividad para dar la respuesta hoy. Ser capaces de dejar cosas que ya no significan nada. Poder decir: hoy esta realidad nos pide esto; Don Bosco haría esto hoy. Lo importante es saber por donde queremos ir. No nos preocupemos de cómo hacemos aquello, sino adónde tenemos que ir y de dónde tenemos que irnos. Cosas que tuvieron sentido hace setenta años hoy no son importantes u otros las pueden hacer. La auténtica pasión y sueño de hoy como salesianos y familia salesiana es ser alternativa. 

 

ZN - ¿Cómo le gustaría ser recordado cuando termine su servicio como Rector Mayor?

 

RM - Como Rector Mayor sueño con ser un padre, como Don Bosco. La paternidad no va unida a la edad sino al corazón. Ser padre en la manera de mirar a las personas, a mis hermanos salesianos y a la familia salesiana que tanto quiero. 

 

Sueño con ser capaz de ayudar a ser muy fieles al carisma, ser auténticos salesianos de Don Bosco. Eso sería suficiente y yo me sentiría inmensamente feliz. 

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