Blog El Padre Luis dice

Primero conozco el amor manifestado por Cristo, le correspondo con mi amor y confío en Él.Dios se ha comunicado con la humanidad a través de su Palabra. Pero la comunicación no es completa cuando algo ha sido dicho, sino cuando lo dicho es oído y cuando hay una respuesta.

Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón igual al tuyo.Vamos a repasar algunos pasajes evangélicos en los que nuestro Señor manifiesta de modo directo la vida de su Sagrado Corazón.

La paternidad responsable respeta íntegramente la dignidad de cada persona.La paternidad responsable se pone en práctica ya sea cuando la pareja de esposos toma libremente la decisión generosa de tener una familia numerosa, y también cuando la pareja de esposos, por graves motivos y respetando la ley moral, toman la decisión de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido.

Una vez afirmado que la familia es una institución natural, hay que afirmar también su radical condición de institución cultural.Dejando momentáneamente a un lado la enseñanza específicamente católica, sobre el matrimonio, podemos constatar (de la mano de Elio A. Gallego), que la familia es, de por sí, una institución natural existente en todas las culturas conocidas y en todas las épocas. Y es así, aunque la moderna ideología de género afirme lo contrario.

La comunión espiritual es un acto de fe y de amor. /Foto: Cathopic-Dimitri Conejo SanzCristo muerto y resucitado, entregado en la Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia y de la vida de cada creyente. Sucede que no siempre podemos acceder a la Eucaristía de modo sacramental, bien porque no estamos en gracia de Dios (en pecado mortal), y nuestra situación de vida no concuerde con la vida que debemos vivir como bautizados, o por estar enfermos, o por vivir en una zona alejada en la que los sacramentos no se celebran con regularidad. Algún viaje de emergencia u otra complicación extraordinaria podría también limitar nuestro acceso a la Eucaristía.

La expresión ‘Dios permite el mal’ hay que saberla entender - Fotografía Cathopic/MariavsPorqué permite Dios el dolor. Pero ¿lo permite realmente?


Ocurre que la libertad va indisolublemente unido a la responsabilidad. Nuestras acciones tienen consecuencias. Con mi libertad construyo mi vida, e influyo, positiva o negativamente, en las vidas de los demás y, a la vez, la libertad de los demás influye en mi propia vida, positiva o negativamente. La sociedad humana es una continua interrelación de unos con otros, y nos hacemos sufrir unos a otros con frecuencia. Consciente o inconscientemente.