Blog El Padre Luis dice

Cuando uno se siente aplastado por el dolor o los sufrimientos, encuentra alivio y consuelo al meditar el sentido de la Pasión de Jesús. En este misterioso canto del Antiguo Testamento, el Espíritu Santo nos enseña que el justo puede sufrir por la salvación de otros. Ese justo, al final tendrá un triunfo enorme: “Mirad, mi siervo triunfará, será ensalzado, enaltecido y encumbrado. Como muchos se horrorizaron de él -tan desfigurado estaba, que no tenía aspecto de hombre ni apariencia de ser humano- así asombrará a muchas naciones.” (Is 52,13).

El amor verdadero es mucho más que atracción física o un sentimiento de enamoramiento. Un matrimonio basado solamente en atracción física y en sentimientos de enamoramiento, no tiene consistencia, ni futuro. / Fotografía: Cathopic - Chunii Gomez.En el amor matrimonial está implicada toda la persona: cuerpo, corazón, mente y voluntad (Catecismo 1643).

La pedagogía mejor es aquella que desarrolla la responsabilidad personal, mediante la participación de los hijos en las tareas y responsabilidades de la familia. / Fotografía: Carlos Daniel - Cathopic 1.- Los conflictos con las suegras.
Si nos atenemos a la cita bíblica de Gn 2,24: “Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”, todo parece indicar que, en caso de conflicto y de que sea necesario elegir entre los propios padres y el cónyuge, normalmente debe preferirse al cónyuge. Lo ideal es que no haya conflictos.

Lo que quiere Don Bosco es llevarnos a Jesús; llevarnos a los sacramentos de la confesión y de la Eucaristía. Todos los santos son un ejemplo en la imitación de Jesús. Pero cada santo queda más impresionado por un aspecto particular de la personalidad de Jesús.

“Quien vive todo desde la fe en el Creador, también desde la fe en el Creador vive el coronavirus”. José GranadosLa utopía transhumanista nos seduce con la ‘superinteligencia’, la ‘superlongevidad’ y el ‘superbienestar’ prometiéndonos ser dioses gracias a la tecnología. Luego llega el coronavirus COVID-19 y nos sitúan, con toda su crudeza, ante nuestra vulnerabilidad y fragilidad, así como ante nuestra inevitable condición humana mortal.

Jesús pasó entre los hombres perdonando los pecados (Mc 2,5; Lc 7,48) y otorgó a los hombres ese poder (Mt 9,8). Es el gran poder que deja a la Iglesia: “Reciban el Espíritu Santo; a quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados” (Jn 20,22; Mt 16,19).

Por los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Penitencia), el ser humano recibe la vida nueva de Cristo. Ahora bien, esta vida la llevamos en ‘vasos de barro’ (2Co 4,7) Por ellos, esta vida nueva de hijos de Dios puede ser debilitada e incluso perdida por el pecado. El Señor Jesucristo ha querido comunicar a la Iglesia el poder de perdonar el pecado con la fuerza del Espíritu Santo. Es el don del sacramento de la Penitencia o Confesión.