Si se permite el divorcio, ¿qué diferencia hay entre casarse y simplemente juntarse? Veamos algunas consecuencias negativas de las nuevas legislaciones familiares:


Posibilidad del divorcio: Si se permite el divorcio, ¿qué diferencia hay entre casarse y simplemente juntarse? Ninguna: en ambos casos tenemos permiso para relaciones sexuales hasta que nos cansemos el uno del otro. En otras palabras, la posibilidad del divorcio hace innecesario el matrimonio. ¿Para qué casarnos si nos podemos divorciar? Es lo que está sucediendo, porque la gente lo entiende: nos ahorramos los gastos de la boda y los gastos del divorcio. La verdad es que el matrimonio, o es indisoluble, o no es matrimonio.

Las ‘uniones de hecho’: Son tan precarias que no resulta justo equipararlas con el matrimonio, ya que carecen del mínimo compromiso. Lo que suele suceder frecuentemente es el abandono de la mujer y de los hijos. A veces se intentan presentar como ‘regulares’ y atractivas, situaciones que en realidad son causa de sufrimientos y tensiones en las familias, con graves consecuencias especialmente para quien se embaraza y para quien es concebido.

Parejas homosexuales: La atracción hacia el mismo sexo no es algo que se pueda reprochar. El acto homosexual, en cambio, sí constituye un acto antinatural (Rn 1, 26-27). No se puede atribuir realidad ‘conyugal’ a las parejas del mismo sexo. Se opone a ello la imposibilidad de procrear y la ausencia de complementariedad en el plano sicológico y físico-biológico (ser una sola carne). Por eso no es justo equipararlas con el matrimonio que cumple el importante y difícil servicio social de proporcionar a la nación los nuevos ciudadanos. Aunque parece que nadie se lo agradece. Y, en cuanto a la adopción de niños, se está cambiando el sentido de las adopciones: el fin de las adopciones no es complacer a los padres, sino ayudar a los niños.

Aborto: 50 millones de abortos al año en el mundo según la Organización Mundial de la Salud. Mucho se habla de ‘derechos humanos’, pero los Estados no respetan el derecho a la vida de los más débiles que, al mismo tiempo, son inocentes e indefensos. Leyes injustas e inicuas pretenden convertir en derecho, lo que en realidad es un crimen (mundo al revés). Los gobiernos pierden así legitimidad y respetabilidad. En realidad, dejan de ser democráticos.

Fecundación in vitro: Se destruyen embriones, o sea, seres humanos. Es, pues abortivo. Además, la dignidad del ser humano exige ser fruto del acto conyugal de sus padres, y no un producto de la técnica. El hijo debe ser recibido como lo que es, un regalo de Dios.

Nacer en un matrimonio. Es un derecho, de acuerdo con la dignidad de personas que asiste a los hijos. La familia fundada en el matrimonio es el lugar adecuado para recibir o acoger a un hijo. Ahí puede desarrollarse una persona humana, según las exigencias que le son propias, y a las que tiene derecho.

La dignidad de los hijos proviene de Dios que es quien crea la parte espiritual del hombre. Por lo tanto, el hecho de ser engendrado o nacer fuera del matrimonio no quita dignidad al niño. En cambio, sí pueden resultar desfavorable para el niño, desde muchos puntos de vista. El niño nace con desventaja. Siempre se trata de defender a la parte inocente; a la parte más débil e indefensa.

La paternidad responsable. En algunos casos puede ser aconsejable que se evite, durante algún tiempo, un nuevo nacimiento, con tal de que se rechacen los métodos contraceptivos. Lo lícito es recurrir a la abstinencia durante los periodos fértiles de la mujer. Se trata del método natural, basado en la ovulación, descubierto por el Dr. Billings, y que debe ser conocido por todos.

En conclusión:
1.- Todo acto sexual humano debe ser conyugal.
2.- El acto conyugal tiene un doble significado: unir en el amor y posibilitar la procreación. Estos dos significados son inseparables.
3.- Por lo tanto, todo acto conyugal debe ser abierto a la vida.
4.- Toda vida humana debe ser fruto de un acto conyugal, y no producto de la técnica. El médico no está llamado a decidir quién debe nacer, y quién no.
5.- Toda vida humana debe ser respetada desde el primer instante de su concepción hasta el momento de su muerte natural.

‘No hay éxito en la vida que compense el fracaso de la familia’

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