Imágen disponible en línea. Google imágenes. Es impresionante el cambio obrado por el Espíritu Santo en el Apóstol Pedro, el día de Pentecostés.

Aquél Pedro ignorante, miedoso y cobarde que el Jueves Santo negó conocer a Jesús delate de una criada, ese mismo Pedro, el día de Pentecostés sale a dar testimonio público de la resurrección de Jesús. Las autoridades de Jerusalén tuvieron que prohibirle predicar: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése?". Entonces, Pedro toma una actitud rebelde, y contesta: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres"... Esta respuesta los exasperó y decidieron acabar con ellos". (Hch 5,27-33).

Esta transformación ocurrida en Pedro, de ignorante en sabio y de cobarde en valiente, es lo que el Espíritu Santo ofrece a todos los bautizados que se abren a su gracia. La nueva actitud de Pedro debería ser también la actitud de los cristianos frente a los poderosos de la tierra: “Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres”.

"Pero -dirán algunos-, en el día de hoy las autoridades no nos prohíben predicar el nombre de Jesús". Ciertamente en nuestros países no está abiertamente prohibido. Pero no cabe duda de que existe una actitud hostil ante la exigencias de Jesús.

Hoy domina en la sociedad lo que Benedicto XVI llamó ‘la dictadura del relativismo’, es decir el dejarse llevar a la deriva por cualquier doctrina que se pone de moda aunque se sabe que es pasajera. Nada hay definitivo. Es verdadero lo que me gusta. Si te parece bien, hazlo. Todas las opiniones valen lo mismo. Lo que es verdad para ti, puede no ser verdad para mí. Lo que era verdad ayer, puede no ser verdad hoy.

Para nosotros, en cambio, Cristo es la Verdad. Existe la verdad y existe, por tanto, el error. Cristo nos da el criterio cierto para distinguir lo verdadero de lo falso.

No es cierto que todas las opiniones merecen el mismo respeto. Quienes merecen siempre respeto son las personas, pero no las opiniones, puesto que hay opiniones verdaderas y opiniones falsas. El bien y la verdad existen y también existen el mal y el error.

La dictadura del relativismo ‘prohíbe’, de hecho ‘enseñar en nombre de Jesús’, en la medida en que presiona para que no se divulgue lo que Jesús enseñó.

Es lo que ocurre cuando se proclama que Jesucristo es la Verdad; la plenitud de la verdad divina. Y que, por tanto, él es el único Señor y Salvador.

Es lo que ocurre cuando se afirma que la Iglesia de Jesús sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica. Si bien otras comunidades religiosas poseen importantes elementos de verdad.

Es lo que sucede cuando en el trabajo o en el negocio existe algún tipo de corrupción y tú eres presionado para cometer fraude, …so pena de despido.

Es lo que sucede cuando se denuncian evidentes injusticias, o se exige la igualdad de trato ante la ley.

Es lo que ocurre cuando se defiende el matrimonio natural y bíblico, que debe ser heterosexual, indisoluble, fiel y abierto a la vida.

Es lo que ocurre cuando se contradice el divorcio, la contracepción, el aborto o la fecundación in vitro. O cuando se afirma que no es posible equiparar las uniones homosexuales con el matrimonio.

Por afirmaciones como estas, hombres cristianos han sido abiertamente perseguidos.

En algunos ambientes no se puede decir que el aborto está mal, o el divorcio, o la eutanasia, o la relación homosexual, o la fecundación in vitro.

 

Todos los seres humanos estamos obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia. Y, una vez conocida la verdad, estamos obligados a abrazarla y practicarla.

Como Pedro, también hoy nosotros debemos enfrentarnos con determinados poderes y estar dispuestos a decir: “Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres”.

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