S.Reachers de Flickr Free ¿Cómo no va a ser lo mismo, si cuando leemos la Sagrada Escritura en la Misa decimos: "Palabra de Dios" para que todos respondan: "Te alabamos Señor"?

Bueno, ciertamente la Biblia es Palabra de Dios, pero la Palabra de Dios no se reduce a la Biblia. El concepto de 'Palabra de Dios' o 'Revelación' es mucho más amplio.

El Cristianismo no es una «religión del Libro», como ocurre a los musulmanes con el Corán; o como creen algunos evangélicos que siguen insistiendo en que solo la Fe, solo la Gracia, solo la Escritura. No; el Cristianismo es la religión de una Persona.

1.- La Palabra de Dios es, ante todo, el Hijo único de Dios que se hizo hombre: "En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, la Palabra era Dios... Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,1.14).

2.- En segundo lugar, la Palabra de Dios se transmite en la Tradición viva de la Iglesia. Veamos Juan 21,24-25: “Quedan otras muchas cosas que hizo Jesús. Si quisiéramos escribirlas una por una, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo”. ¿Qué pasó con esas muchas cosas que hizo y dijo Jesús, y que no se pusieron por escrito? ¿Se perdieron? No, sino que se conservan en la Tradición. La Tradición viva de la Iglesia es la Palabra de Dios transmitida oralmente.

3.- En tercer lugar, creemos que 'Dios, en el pasado, habló a nuestros padres por medio de los profetas’ (Heb 1,1). Por eso el Antiguo Testamento es palabra de Dios. Y también lo es el Nuevo Testamento que contiene la palabra predicada por los apóstoles. Es lo que conocemos como la Biblia o Sagrada Escritura. O sea, que la Biblia es la parte de la Palabra de Dios que fue puesta por escrito.

Jesucristo no escribió nada y tampoco mandó a los Apóstoles que escribieran, sino que los mandó a predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta.

Posteriormente, los mismos Apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo.

San Lucas, que no conoció a Jesús, nos explica cómo la Palabra de Dios predicada se fue haciendo libro: “Ya que muchos emprendieron la tarea de relatar los sucesos que nos han acontecido, tal como nos lo transmitieron los primeros testigos presenciales y servidores de la palabra, también yo he pensado, ilustre Teófilo, escribirte todo por orden y exactamente, comenzando desde el principio; así comprenderás con certeza las enseñanzas que has recibido” (Lc 1,1-4).

En los siglos I y II no existía el Nuevo Testamento. Pero siempre existió la Palabra de Dios en forma oral. Esto hizo que también las personas que no sabían leer, a lo largo de los siglos, no se vieran privadas de la Revelación de Dios.

Durante muchos siglos, la tradición oral de padres a hijos, era la única forma de transmisión de los conocimientos.

En definitiva, la Palabra de Dios se nos da hoy en la Sagrada Escritura que, junto con la Tradición viva de la Iglesia, constituyen la totalidad de la Revelación y que es la regla suprema de la fe.

La fe es la respuesta propia del hombre al Dios que habla (cf. Rm 16,26; Rm 1,5; 2 Co 10,5-6): La fe consiste en abrazar de corazón la verdad que se nos ha revelado y en entregarnos totalmente a Cristo.

Resulta así que el pecado consiste en no prestar oído a la Palabra de Dios. El pecado es esencialmente desobediencia y «no escuchar». Precisamente Jesús, con su obediencia hasta la muerte de cruz (cf. Flp 2,8) desenmascara este

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