El matrimonio Lo decía una buena señora después de mi charla sobre el matrimonio: "No me caso por la Iglesia porque no quiero verme obligada a soportar tantas faltas de respeto por parte del cónyuge: machismo, abusos, alcoholismo, infidelidades, violencia,... No quiero tener que vivir en un calvario hasta que la muerte nos separe."

Por este motivo algunos católicos prefieren vivir en unión libre, o se casan sólo por lo civil, lo cual les impide recibir los sacramentos de la confesión y la eucaristía, ya que se trata de una conducta que contradice los compromisos del bautismo.

Se hace muy necesario informar a los católicos que el sacramento del matrimonio no obliga a soportar injusticias. El adulterio o el reiterado mal trato, constituyen una injusticia, y quien la comete, al violar la promesa dada y quebrantar los derechos del otro cónyuge, pierde todos los derechos conyugales. La parte inocente queda entonces libre de las obligaciones conyugales. “Existen situaciones en que la convivencia matrimonial se hace imposible por diversas razones. En tales casos la Iglesia admite la separación física de los esposos y el fin de la cohabitación. No son libres para contraer nueva unión, pues el matrimonio (si es válido), permanece indisoluble”.[1]

¿Qué significa ‘si el matrimonio es válido’? Significa que el matrimonio es indisoluble en el supuesto de que se han cumplido todos los requisitos para una celebración válida. Pero es posible pedir a la Iglesia la declaración de nulidad de un matrimonio sobre cuya validez se tienen justificadas dudas. Tal vez se realizó la boda bajo temor, amenaza, error,… O alguna de las partes  simuló el consentimiento, o su comportamiento dejó bien a las claras que desde el principio no aceptaba la fidelidad, o la indisolubilidad, etc.

Es importantísimo preparar bien el matrimonio. El noviazgo debe servir para conocer bien a la pareja de modo que no haya sorpresas desagradables después de la boda.

Seamos cautos. Por buscar caminos fuera de la vía eclesial, algunos toman decisiones sin considerar sus consecuencias en la vida de bautizados.

Estamos en disponibilidad de ayudar a quienes lo deseen y nos hagan alguna consulta.



[1] Directorio de pastoral familiar. Conferencia Episcopal Español, año 2003, número 212.

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