juntosperoausentes Una noche en un café me llamó la atención un grupo de cinco jovencitos desparramados sobre los  sofás, cada uno absorto en su celular. 

Evidentemente eran amigos, de vez en cuando intercambiaban comentarios sin despegar la vista de su aparatito. 

Me pregunté: ¿qué es lo divertido de salir con tus amigos si no hablarás con ellos? Al menos, no a la cara, pues este grupo estaba comentando sus mensajes y fotos en las redes sociales. Ellos estaban juntos, pero ausentes.

¡Qué contradicción! El aparato más funcional del mundo para comunicarte hace que olvides a los que tienes al lado, te deshumaniza y te vuelve un adicto de la información. 

Otro día en un restaurante de comida rápida estaba una familia que solo apartaban la mirada de sus celulares para llevarse la comida a la boca. 

Era domingo, día que la familia aprovecha para convivir. Pero ellos estaban totalmente absortos en el “país digital”.

Eso me dio mucha tristeza.  La era digital, la era de la información, la era de la comunicación, que nos permite acercarnos virtualmente a otras culturas y sociedades, está ocasionando que dejemos de comunicarnos con quien está frente a nosotros.

Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (Ginebra), existen cuatro mil millones de usuarios de telefonía móvil, un 61% de la población mundial. La tecnología sigue avanzando y cada vez podemos hacer más cosas desde un teléfono móvil, agenda electrónica o tablet, pero nuestro poder de establecer contacto con la realidad “real” se está perdiendo.

Un informe de la consultora Strategy Analytics (USA) reveló que solo entre julio y septiembre del 2011 los fabricantes de teléfonos móviles  vendieron 389.9 millones de unidades. Apple proyecta vender 58 millones de iPads en 2012.

Un reciente informe de Ericsson asegura que el número de suscripciones a servicios de banda ancha móvil llegaría a los 900 millones a final de 2011, pero alcanzará los cinco mil millones en 2016.  

Quizá para entonces ya no sea necesario utilizar nuestra boca para entablar una conversación o decirle a nuestra familia o amigos cuanto nos importan. Quizá bastará con dejarles un mensajito en el teléfono o en su red social favorita. Ojalá que no.

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