Vida, valores y oración. En cierta ocasión, una profesora mostró a sus alumnos tres bolsas. Les comento a sus alumnos que eran regalos que deberían tener todas las familias. Ellos se preguntaban cuáles serían esos obsequios.

 

Ella les indicó que para saber el contenido tendrían que hacer correctamente tres actividades.

La primera consistía en resolver una operación aritmética, tenían que multiplicar 750*21. Ellos lo lograron sin ninguna dificultad y ella les entregó una bolsa.

Para ganar el segundo regalo, a través de la mímica debían adivinar cuatro palabras: “casa, jugar, orar, estudiar”. También esta prueba fue fácil para ellos y lograron ganar otra bolsa.

Finalmente, les indicó que la tercera actividad consistiría en que uno del grupo dirigiría una pequeña oración pidiendo por las familias allí representadas. Lo realizaron y obtuvieron el último obsequio.

Ahora sí, tenían las tres bolsas y sólo faltaba abrirlas para saber qué contenían.

La profesora abrió la primera y sacó de ella un pan. Ella les explicó que el pan representaba la vida, el sustento que tenemos en nuestros hogares y les dijo:

-“Como familia debemos estar a favor de la vida y esto, por ejemplo, lo demostramos con las atenciones a quienes están enfermos en nuestra casa, cuidando a nuestros hermanos menores, tratando de no ser desobedientes o violentos, además, lo hacemos compartiendo los dones que cada uno tiene”. Después de sus palabras les invitó a compartir el pan que entre todos ganaron y ellos así lo hicieron.

Cuando habían terminado de comer el pan, la profesora sacó de la segunda bolsa cuatro papeles con estas palabras “Convivir, gracias, por favor, perdón” y les comentó lo siguiente:
- “Nuestra familia debe ser una escuela de valores. Es donde aprendemos a CONVIVIR con los demás, a decir GRACIAS, POR FAVOR, a saludar y a PERDONARNOS los unos a los otros. En fin de cuentas, es donde aprendemos a amar. Si en la casa lo aprendemos bien, esto se reflejará en todos los ambientes donde nos desenvolvamos. Además, un valor importante es la comunicación, por tanto, deberíamos dedicar tiempo a nuestros familiares: comer juntos, compartir qué tal nos ha ido en el día, cocinar juntos, hacer limpieza entre todos, etc.”

Abrió la tercera bolsa y les explicó que como familia también debemos hacer oración, dar gracias a Dios por las bendiciones, orar por las dificultades, por los problemas.

Al concluir las explicaciones de la profesora, los alumnos se quedaron muy pensativos y comentaron algunos propósitos que ellos empezarían a realizar para fomentar el amor en su familia.

«El amor es paciente, el amor es compasivo, el amor es servicial, el amor no es envidioso, el amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y no guarda rencor. No se alegra con la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Perdura a pesar de todo, lo espera todo y lo soporta todo» (1Cor 13,4-7).

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