Misionero salesiano Ha pasado más de un mes desde el envío misionero y el camino poco a poco lo voy descubriendo. Ese 27 de septiembre quedará grabado para siempre en mi historia y vocación y será, en definitiva, un momento que recordaré con enorme alegría.


La preparación con la expedición fue un encuentro muy rico. Desde las distintas peregrinaciones realizadas en Roma y Turín, hasta el compartir y conocer la realidad de la congregación en otras latitudes, todo necesariamente abre el corazón a la misión.
Tuvimos la oportunidad de escuchar el testimonio de dos salesianos que trabajan en el medio oriente, específicamente en Damasco. También fuimos conociendo la forma en que nuestros hermanos trabajan de forma encubierta en China y las grandes carencias que nuestros hermanos viven en algunos lugares en África y en Asia. Puedo decirles que tenemos mucho por qué estar agradecidos.
Después del envío viajé hacia mi nueva inspectoría, la Italia Meridional. En Nápoles me recibió el consejo inspectorial con un ameno almuerzo, entre bienvenida y el onomástico del vicario. Todos se mostraron muy atentos a mi llegada y la tarde de ese día la pasé platicando con los hermanos, conociéndoles y escuchándoles.
Al día siguiente, el vicario mismo me trajo hasta Brindisi, pasando por la casa de Bari para almorzar. Aquí me esperaba mi nueva comunidad con una gran sonrisa y el oratorio que estaba por comenzar, en donde los muchachos al verme me preguntaban si yo era el misionero que estaba por llegar. Evidencia de que la recepción había sido preparada con gusto.
En Brindisi tenemos una parroquia, Il Sacro Cuore, y un oratorio de buena tradición. Aquí poco a poco me estoy involucrando. En las mañanas tenemos nuestras oraciones y la eucaristía. A media mañana una salesiana cooperadora me enseña el italiano, dos horas diarias. A las 3 de la tarde comienzan el refuerzo escolar y las clases de italiano para inmigrantes (gente de Bangladesh, Afganistán, Nigeria, Sudán, etc.). A las 4:30 abre el oratorio sus puertas hasta las 9:30 de la noche, dando espacio a diversos grupos, talleres y experiencias de catecismo.
Aquí espero estar este tiempo hasta navidad. Después de navidad celebraremos la primera parte del capítulo inspectorial en Nápoles y espero viajar para la fiesta de año nuevo a Kosovo. Allá me espera ya un colegio con la totalidad de alumnos musulmanes. El tiempo que estaré en Kosovo lo desconozco, depende de cuánto me tome aprender el albanés.
Hasta aquí mis noticias. Espero poder compartirles poco a poco algunas experiencias más concretas de mi experiencia misionera. Me encomiendo especialmente a su oración.

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