Anda Colegio Don Bosco Guatemala. El 4 de enero de 1982 mi papá buscaba un colegio para inscribirme. Guatemala inicia sus clases entre el 10 y el 15 de enero. Por eso ya era difícil conseguir un buen colegio que me aceptara.

Yo no había hecho examen de admisión para ser admitido a ningún colegio porque me encontraba en Estados Unidos haciendo mi último año de primaria. Por la diferencia de calendario escolar me encontré fuera del sistema y con pocas esperanzas de entrar a un buen colegio.

Después de un largo recorrido mi papá llegó al Colegio Don Bosco de Guatemala en donde fue atendido por un sacerdote joven que le dio esperanzas de recibirme. Fue así que un 4 de enero fui admitido, “bajo condición”, al Colegio Don Bosco, a primero básico.

 Ahí comencé mi aventura como salesiano. Inmediatamente me enamoré del sistema de Don Bosco. Me impresionó la primera fiesta de Don Bosco que viví el 31 de enero de 1982. El padre que había atendido a mi papá era quien animaba el canto.  Yo me sentía en el cielo y pensé que tal vez Dios quería que me quedara con él y me convirtiera en un sacerdote como los que veía en el patio, en la iglesia y en el aula de este Colegio tan especial y diferente.

Me gradué en 1986 y decidí entrar a la Congregación Salesiana. El 4 de enero de 1987 llegué al prenoviciado salesiano. Desde entonces he vivido como un hijo de Don Bosco y he trabajado en la obra salesiana.

Me ordenaron sacerdote el 20 de octubre de 1997 en el mismo templo donde participé por primera vez como alumno en una Fiesta de Don Bosco. Dios me ha traído de nuevo a este bendito colegio a vivir la misma experiencia de mi juventud.

Hoy soy el director de mi colegio, El Don Bosco de Guatemala, y cada vez que celebro la fiesta del 31 de enero experimento la misma emoción de mis tiempos de estudiante.

Este año tuvo un significado especial, pues en la celebración de Don Bosco conmemoramos con mi promoción nuestro 25 aniversario de graduación. En la tarde del domingo se elaboraron las tradicionales alfombras.

Los alumnos de 5to bachillerato, 62 promoción del colegio, prepararon el anda de Don Bosco. Mis compañeros de promoción visitaron el colegio con sus familias y estaban emocionados de ver la alegría que se vivía en las vísperas de Don Bosco.  

Al día siguiente un buen grupo de mis compañeros participó en la fiesta de los muchachos. Cargaron el Anda de Don Bosco en uno de los turnos, participaron en la Eucaristía y, hasta se atrevieron a jugar Fútbol.

No salían de su emoción cuando los jóvenes de la promoción de este año los llamaron para cantar juntos el himno salesiano. Había llanto de emoción en los rostros de los más jóvenes y de aquellos que tenían 25 años de “juventud acumulada”.

Yo me encontraba en medio de los dos grupos. Por un lado compañero de la XXXVII promoción de bachilleres del Colegio, y por el otro, Director de la Promoción LXII de Bachilleres del Colegio Don Bosco de Guatemala. 

Mi emoción era doble. Me pude dar cuenta que a pesar de los años mis compañeros seguían viviendo el espíritu salesiano y los principios aprendidos en el Colegio y por otro lado me di cuenta que ahora yo era un servidor del Señor formando a los futuros exalumnos. No aguanté mi emoción cuando me di cuenta que el presidente de la Eucaristía era el sacerdote que me había recibido en el Colegio treinta años atrás.

Efectivamente era él, Monseñor Oscar Julio Vian Morales, salesiano, ahora Arzobispo Metropolitano de Guatemala.  No pude más que ponerme de rodillas y darle gracias a Dios por su infinito amor y reconocer que sus caminos me han guiado hasta el día de hoy. No tengo palabras para describir mi emoción y mi alegría.

Estoy seguro que para mis compañeros de la XXXVII promoción fue una experiencia única y renovadora participar en la Fiesta de Don Bosco. Pienso que los “patojos” de la LXII promoción vivieron una fiesta inolvidable que quedará grabada en sus corazones para siempre.

Pero no me cave duda de que para mi fue un momento de encuentro con la infinita misericordia de Dios. “Gracias Señor por haberme traído de la mano de María Auxiliadora a este bendito Colegio y hacer de mi vida algo tan maravilloso”.

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