María auxilio de los cristianos. Me llamo Eva, tengo 35 años, soy guatemalteca,  ama de casa, casada y madre de tres hijos. 

Tuve la gracia de recibir formación salesiana en el Instituto María Auxiliadora durante el año 1986 y allí la coordinadora de primaria (Sor Cora Alicia) nos inculcó durante todo el año que ante una situación de peligro debíamos invocar a María Auxiliadora con la oración que San Juan Bosco escribió.

 

A lo largo de los años mantuve la costumbre de que cada vez que tenía un dilema, un problema o cualquier situación difícil rezaba la oración y siempre me trajo paz y tranquilidad.

 

Conforme pasaron los años, me casé y formé una familia. Conforme mis hijos fueron creciendo les enseñé la oración y les enseñé que ante situaciones difíciles debían invocar a María Auxiliadora.

 

El lunes pasado, me dirigía hacia mi casa con mis tres pequeños cuando un auto se nos atravesó, del mismo se bajaron hombres armados quienes apuntándonos con sus pistolas abordaron nuestro vehículo y no nos permitieron bajar.

 

Sobra decir que el pánico se apoderó de mi, ya que no pude evitar que vinieran a mi mente las innumerables historias que escuchamos día a día sobre la violencia en Guatemala.  Sin embargo; recordé también la promesa de Sor Cora Alicia, así que estando dentro del carro, tomé a mis hijos de las manos, incliné la cabeza y empezamos los cuatro a rezar con  la oración una y otra vez, sin parar.

 

El testimonio que doy es que en primer lugar, mis hijos y yo logramos mantener la calma, la paz y la tranquilidad, mis niños son pequeños, tienen 11, 9 y 4 años y sin embargo; no lloraron ni se alteraron.

 

Los ladrones no nos trataron mal, no nos golpearon ni nos insultaron, al contrario “no tocaron ni un solo de nuestros cabellos”, es más, después de 30 minutos, nos dejaron en las afueras de un Centro Comercial cerca de una colonia residencial.

 

Debido a los nervios, logré caminar cerca de 20 metros hacia una banqueta en donde nos sentamos a pensar cómo pedir ayuda, y al hacerlo mi hijo mayor me dijo que rezáramos una vez mas.

 

En cuanto terminamos la oración, salió de su casa una señora mayor quien al vernos no dudó en dejarnos entrar en su casa, nos dio un refresco, nos prestó el teléfono y nos permitió esperar dentro de su vivienda a que mi esposo llegara por nosotros.

Solo robaron mi teléfono celular porque el carro apareció unas cuantas horas después en perfecto estado.

 

No dudo ni por un momento que María Auxiliadora acudió a protegernos, estuvo con nosotros todo el camino consolándonos y protegiéndonos.

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